sábado, 30 de julio de 2011

La (des)aparecida

Se habían presentado diversos problemas con el cierre diario, por lo que no tuve más opción que quedarme hasta resolverlos todos. Cuando salí del banco mi auto era el único que todavía esperaba en el estacionamiento. Arranqué. Pocos minutos faltaban para las tres de la mañana cuando agarré Mariscal López. La avenida lucía anormalmente oscura y solitaria. Vi el motivo: los faros del alumbrado público estaban ciegos. Asunción se me antojó una ciudad a la que por alguna amenaza de desastre natural hubo que abandonar a los apurones. Estaba también el silencio glacial.

Conduje despacio, en dirección a Luque -vía San Lorenzo- y fue entonces que la vi. Estaba sentada en la vereda del Cementerio de la Recoleta. Llevaba un inmaculado vestido blanco y los cabellos negros y largos. Iba haciendo ese gesto con el dedo pulgar, la seña para "pedir carona", como dirían los brasileños, el gesto que significa "llevámena". No teniendo nada que perder, me detuve. Ella subió. Dijo llamarse Rocío y que también iba a San Lorenzo. A pesar del gran frío que reinaba, aparte del vestido no llevaba otra cosa que una blanca bufanda al cuello.

Seguimos el camino en silencio. Su piel se me antojaba demasiado blanca o era quizá debido a los reflejos de su vestimenta. En las cercanías de la Universidad Nacional, me agradeció el viaje y me indicó cuál era su casa. Bajó del auto. Me despedí y llegué a Luque en menos de tres minutos. Al apagar el motor, vi su bufanda blanca al costado del asiento. "Listo! Una señal para Romeo", me dije y reí un poco.

Cuando salí de la oficina al siguiente día, detuve el auto frente a su casa. Con los nudillos de mi mano derecha golpeé la puerta. Pregunté por Rocío; la señora que me atendió se identificó como su madre. Le entregué la bufanda blanca y le conté las circunstancias por las que había llegado a mis manos. La mujer me miró con unos ojos que parecían de susto o de lástima o quizá fueran de rabia.

Sólo cuando me gritó -como si yo fuera el culpable- pude concluir que la mirada era de rabia:

--Añarakópeguare! Ya otra vez me hace lo mismo: hace dos días que salió a farrear y todavía no volvió esa bandida.

miércoles, 27 de julio de 2011

Mis libros en Kindle Store

Me he montado al carro del vencedor. Aquí están algunos de mis libros para el formato Kindle, de Amazon.

viernes, 22 de julio de 2011

Sonetos inmortales. Capítulo Góngora.


Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello.
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

* * *

La dulce boca que a gustar convida
un humor entre perlas destilado,
y a no invidiar aquel licor sagrado
que a Júpiter ministra el garzón de Ida,

¡amantes! no toquéis si queréis vida:
porque entre un labio y otro colorado
Amor está de su veneno armado,
cual entre flor y flor sierpe escondida.

No os engañen las rosas que al Aurora
diréis que aljofaradas y olorosas
se le cayeron del purpúreo seno.

Manzanas son de Tántalo y no rosas,
que después huyen dél que incitan ahora
y sólo del Amor queda el veneno.

* * *

Ilustre y hermosísima María,
Mientras se dejan ver a cualquier hora
En tus mejillas la rosada aurora,
Febo en tus ojos, y en tu frente el día,

Y mientras con gentil descortesía
Mueve el viento la hebra voladora
Que la Arabia en sus venas atesora
Y el rico Tajo en sus arenas cría;

Antes que de la edad Febo eclipsado,
Y el claro día vuelto en noche obscura,
Huya la aurora del mortal nublado;

Antes que lo que hoy es rubio tesoro
Venza a la blanca nieve su blancura,
Goza, goza el color, la luz, el oro.

* * *

En el cristal de tu divina mano
de Amor bebí el dulcísimo veneno,
néctar ardiente que me abrasa el seno,
y templar con la ausencia pensé en vano;

tal, Claudia bella, del rapaz tirano
es arpón de oro tu mirar sereno,
que cuanto más ausente del, más peno
de sus golpes el pecho menos sano.

Tus cadenas al pie, lloro al ruido
de un eslabón y otro mi destierro,
más desviado, pero más perdido.

¿Cuándo será aquel día que por yerro,
oh serafín, desates, bien nacido,
con manos de cristal nudos de hierro?

jueves, 21 de julio de 2011

Riqueza Interior

La revista Letras S5 ha publicado uno de los cuentos de mi libro Manual de Esgrima para Elefantes. Para leerlo, basta un click aquí.

Sonetos inmortales. Capítulo Quevedo


Ver relucir, en llamas encendido,
el muro que a Neptuno fue cuidado;
caliente y rojo con la sangre el prado,
y el monte resonar con el gemido;

a Xanto en cuerpos y armas impedido,
y en héroes, como en peñas, quebrantado;
a Héctor en las ruedas amarrado
y, en su desprecio, a Aquíles presumido;

los robos licenciosos, los tiranos,
la máquina de engaños y armas llena,
que escuadras duras y enemigos vierte,

no lloraran, Aminta, los troyanos,
si, en lugar de la griega hermosa Helena,
Paris te viera, causa de su muerte.


* * *

Molesta el Ponto Bóreas con tumultos
cerúleos y espumosos; la llanura
del pacífico mar se desfigura,
despedazada en formidables bultos.

De la orilla amenaza los indultos
que, blanda, le prescribe cárcel dura;
la luz del sol, titubeando obscura,
recela temerosa sus insultos.

Déjase a la borrasca el marinero;
a las almas de Tracia cede el lino;
gime la entena, y gime el pasajero.

Yo ansí, náufrago amante y peregrino,
que en borrasca de amor por Lisis muero,
sigo insano furor de alto destino.

* * *

Lloro mientras el sol alumbra, y cuando
descansan en silencio los mortales
torno a llorar; renuévanse mis males,
y así paso mi tiempo sollozando.

En triste humor los ojos voy gastando,
y el corazón en penas desiguales;
solo a mí, entre los animales,
no me concede paz de Amor el bando.

Desde el un sol al otro hay fe perdida,
y de una sombra a otra siempre lloro
en esta muerte que llamamos vida.

Perdí mi libertad y mi tesoro:
perdióse mi esperanza de atrevida.
¡Triste de mí, que mi verdugo adoro!

* * *

Faltar pudo su patria al grande Osuna,
pero no a su defensa sus hazañas;
diéronle muerte y cárcel las Españas,
de quien él hizo esclava la Fortuna.

Lloraron sus envidias una a una
con las propias naciones las extrañas;
su tumba son de Flandes las campañas
y su epitafio la sangrienta luna.

En sus exequias encendió al Vesubio
Parténope, y Tinacria al Mongibelo;
el llanto militar creció en diluvio,

dióle el mejor lugar Marte en su cielo;
la Mosa, el Rin, el Tajo y el Danubio
murmuran con dolor su desconsuelo.

* * *

Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.

Las Grandes Almas que la Muerte ausenta,
de injurias de los años vengadora,
libra, ¡oh gran Don Josef, docta la Imprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
que en la lección y estudios nos mejora.

* * *

Buscas en Roma a Roma, ¡oh, peregrino!,
y en Roma misma a Roma no la hallas;
cadáver son las que ostentó murallas,
y tumba de sí proprio el Aventino.

Yace donde reinaba el Palatino;
y limadas del tiempo, las medallas
más se muestran destrozo a las batallas
de las edades que blasón latino.

Sólo el Tibre quedó, cuya corriente,
si ciudad la regó, ya, sepoltura,
la llora con funesto son doliente.

¡Oh, Roma!, en tu grandeza, en tu hermosura,
huyó lo que era firme, y solamente
lo fugitivo permanece y dura.

* * *

Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

sábado, 16 de julio de 2011

De Quevedo para Gongorilla

Sulquivagante, pretensor de Estolo,
pues que lo expuesto al Noto solificas
y obtusas speluncas comunicas,
despecho de las musas a ti solo,

huye, no carpa, de tu Dafne Apolo
surculos slabros de teretes picas,
porque con tus perversos damnificas
los institutos de su sacro Tolo.

Has acabado aliundo su Parnaso;
adulteras la casta poesía,
ventilas bandos, niños inquietas,

parco, cerúleo, veterano vaso:
piáculos perpetra su porfía,
estuprando neotéricos poetas.

Mi caballero

Por las mañanas
mi pequeñuelo
me despertaba
con un gran beso.

Puesto a horcajadas
sobre mi pecho,
bridas forjaba
con mis cabellos.

Ebrio él de gozo,
de gozo yo ebrio,
me espoleaba
mi caballero.

¡Qué suave espuela
sus dos pies frescos!
¡Cómo reía
mi jinetuelo!

Y yo besaba
sus pies pequeños.
¡Dos pies que caben
en sólo un beso!

José Martí.

viernes, 15 de julio de 2011

El justiciero

El narrador toca de oído. Lo que aquí relato le sucedió al gerente de la importadora para la que trabajo. A mi jefe pues. Soy el CFO y tengo a cargo -además de la contabilidad- las cuentas bancarias de la compañía. Tenemos al gerente (y propietario) que va a cerrar tratos comerciales en el sudeste asiático, específicamente Camboya.

Camina sin prisa por las hechizadas calles de Phnom Penh. Su vestimenta lo delata como un jagua extranjero, un animal de ecosistemas lejanos. Alguien lo sigue y lo detiene. Es un adulto, de unos treinta años, camboyano. Lo encara a mi jefe y con un lamentable nivel de inglés le ofrece un servicio para liberarse del stress. What?! ¿De qué hablamos? ¿Qué novedosa técnica pudieron haber inventado en ese recóndito punto del continente asiático? Un método que vendría, quizá, a deshacerse por fin de ese mal que tanto enferma a Occidente y que por misteriosos hilos del destino le tocaba a él experimentar, como un explorador en la primera línea de avanzada.

El hombre se explicó mejor. La cosa era en realidad muy simple. Para divertirse, uno podía disparar contra lo que escogiese del catálogo:
  • Gallinas: 20 dólares
  • Perros: 50 dólares
  • Cerdos: 100 dólares
  • Vacas: 250 dólares
Las vacas venían un gran valor agregado. No se las mataba con una pistola como en los otros casos, sino que se empleaba para ello una bazooka. Aunque no se tratara de una vaca adulta sino de un ternero, lo importante aquí era poder disparar una bazooka. ¿Cuántas veces en la vida coincide uno con una oportunidad así?

Divertido, mi patrón disimula su sorpresa y primero regatea por la vaca. Descuento. Después pregunta: ¿qué más hay? Dame algo mejor. Juega con el oferente. Está acostumbrado a estas negociaciones, es su hábitat, lee el lenguaje corporal. Su interlocutor queda un rato pensativo, para después decirle que por mil dólares puede matar a un ser humano, "pero con fusil". Un ser humano, claro, dice mi jefe, bromista. Y allí nomás el otro le explica. Todo tiene lógica, es posible. La carne la ponen los condenados a muerte, uno puede ser el tirador. Por mil dólares podía uno suministrar justicia en aquel país. Pero había que esperar un poco, porque tenían mucha demanda y un ajustado calendario de ejecuciones.

Según él, algo asustado, continuó caminando sin despedirse y fue a meterse a su hotel. Sin embargo, he podido comprobar en los registros del banco de esas fechas, que hubo varias extracciones de dinero de la cuenta en dólares de la compañía. Y en rigurosos múltiplos de mil.

jueves, 14 de julio de 2011

La magnolia


En el bosque, de aromas y de músicas lleno,
la magnolia florece delicada y ligera,
cual vellón que en las zarpas enredado estuviera,
o cual copo de espuma sobre lago sereno.

Es un ánfora digna de un artífice heleno,
un marmóreo prodigio de la Clásica Era,
y destaca su fina redondez a manera
de una dama que luce descotado su seno.

No se sabe si es perla, ni se sabe si es llanto.
Hay entre ella y la luna cierta historia de encanto,
en la que una paloma pierde acaso la vida:

Porque es pura y es blanca y es graciosa y es leve,
como un rayo de luna que se cuaja en la nieve,
o como una paloma que se queda dormida.

José Santos Chocano.

lunes, 11 de julio de 2011

Quemando La Eneida


Hoy he cumplido, Virgilio, tu pedido:
entregué al fuego las hojas de tu poema.
¡Qué fácilmente ardieron tus metáforas!
Otra vez Dido en la pira funeraria.

Di a las llamas una edición indigna
-letras de hormiga y errores a granel-.
Ya me sumerjo en la grata re-lectura
de tu obra cumbre, encuadernada en cuero.

Garcilaso de la Vega, Soneto XIII

Escultura de Gian Lorenzo Bernini

A Dafne ya los brazos le crecían
y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu'el oro escurecían;

de áspera corteza se cubrían
los tiernos miembros que aun bullendo 'staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,
a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!

Shakespeare, soneto LXXI


Cuando haya muerto, llórame tan sólo
mientras escuches la campana triste,
anunciadora al mundo de mi fuga
del mundo vil hacia el gusano infame.

Y no evoques, si lees esta rima,
la mano que la escribe, pues te quiero
tanto que hasta tu olvido prefiriera
a saber que te amarga mi memoria.

Pero si acaso miras estos versos
cuando del barro nada me separe,
ni siquiera mi pobre nombre digas
y que tu amor conmigo se marchite,

para que el sabio en tu llorar no indague
y se burle de ti por el ausente.

Confesiones de invierno

El domingo 10 de julio me lo pasé fusionado a Confesiones de escritores, libro publicado por El Ateneo con prólogo de Noé Jitrik. Hacía ya tiempo que no empezaba un libro para terminarlo en el mismo día. Mario Vargas Llosa asegura haber leído el millar de páginas de Los Hermanos Karamazov en solo uno día... Mi hazaña fue más modesta, apenas 249 folios. En la obra se entrevista a nueve grandes creadores y también a Puig. Copio aquí algunos pasajes:

GUILLERMO CABRERA INFANTE sobre sus contemporáneos
"Bien, Borges, un mayor a quien admiro, escribe en borgés, un dialecto privado compuesto de un inglés precioso y formal que condesciende al empleo de palabras españolas con sintaxis anglosajona. Le debo mucho, pero no le debo nada a su español... Para mí existe Borges, y luego el resto. Ellos son el resto, para mí una mayoría silenciosa porque no escucho ni una palabra de lo que escriben".

JULIO CORTÁZAR sobre equilibrar la vida y la literatura
"...conozco a mucha gente que todo el tiempo se queja: "Oh, me gustaría escribir mi novela, pero tengo que vender la casa, y después están los impuestos... ¿qué voy a hacer?" Razones como: "Trabajo en la oficina todo el día, ¿cómo pretenden que escriba?" Yo trabajaba todo el día en la UNESCO y después, al volver a casa, escribía Rayuela. Cuando uno quiere escribir, escribe. Si uno está condenado a escribir, escribe".

CARLOS FUENTES sobre la plenitud creadora y la extinción física
"Cuando ya ha pasado la mitad de la vida, creo que uno debe ver el rostro de la muerte para poder empezar a escribir seriamente. Hay gente que ve el fin rápidamente, como Rimbaud. Cuando uno empieza a verlo, siente que debe rescatar esas cosas. La muerte es el gran Mecenas, la muerte es el gran ángel de la escritura. Uno debe escribir porque no va a vivir más".

domingo, 10 de julio de 2011

Hipnos y Balzac


El preludio vino representado por unos enmarañados pirakutu mientras pasaba las páginas. Traicionero duermevela. La somnolencia me vencía y quedé dormido mientras daba re-lectura a Eugenia Grandet, de Balzac. Algún ruido me sobresaltó y fue un despertarse a medias nada más, quedé como una moneda trabada en el pasto, entre cara y cruz. Estacionado entre el sueño y la vigilia, en mi cabeza era como si todavía estuviera leyendo la obra del gran escritor francés, pero no eran escenas de la novela, eran sus personajes pero metidos en otras aventuras, era un dictado que fluía sin pausas y yo lamentaba el no poder escribirlo, porque a pesar del semi-sueño sabía que los sueños eran solo niebla, nubes que se borrarían de mi memoria al despertar a la realidad tan pobre de la vigilia, al enfocarlas con el despiadado ojo crítico del raciocinio.

Somnium


¿Viste cuando estás dormido y te despertás a medias y sos consciente de que lo que estás soñando es un cuento genial y de tan alta creatividad que jamás se te podía haber ocurrido estando lúcido? Bueno, eso mismo. El mundo onírico golea al de la vigilia.

Kofi Annan


Con luz prendida
se duerme cada noche,
porque en lo obscuro
ochocientos mil tutsis
le hablan al oído.

sábado, 9 de julio de 2011

Es justo

Estaba yo parado en una esquina de Palma Loma, oyendo polkas en mi Ipod al máximo volumen. Percibí a mis espaldas, de repente, el ruidoso aproximarse de una motocicleta. Vinieron a continuación, la fría autoridad de un revólver en mi cabeza y la mirada torva del asaltante.

Muy despacio, me saqué los auriculares y le entregué mi Ipod Touch. El malviviente escuchó la canción y, sin dejar de apuntarme, se quedó quieto. Pausa, Pausanias. La escena fue muy rara. Me dio la impresión de que ese sonido lo transportó a otro tiempo, otro lugar; lo remontó, tal vez a su pueblo, lo acercó a recuerdos muy gratos para él.

Sin pronunciar sílaba, bajó el arma, subió a la motocicleta con la velocidad de un punta karaja, se colocó los audífonos y desapareció llevándose mi polkita kyre'ÿ. Por suerte, no me sacó el reloj de oro y tampoco se llevó la mochila con los dólares del botín.

Pienso ir mañana mismo a donar una buena suma a la Fundación "Emiliano Erre".

Alegrías del mundo onírico


Soñé que vivía una escena dentro de un templo faraónico. Hablábamos un idioma que era una música. Dialogábamos, todos conversábamos en un concierto orquestal y me encantaba poder entender el lenguaje, sintonizar, ser parte de ese fragmento de la historia egipcia. Estaba pleno y feliz.

Al despertar, resonó todavía en mi cabeza -por un tiempo- aquella música incomparable, lengua maravillosa que pude poseer en un sueño y que la vigilia ha ya borrado irreparablemente.

La traición de Robinho


Luego de casi tres años de trabajar fuera de Paraguay, M. estudió la posibilidad de regresar a su patria. Lo ataban a África un gran salario y un buen trabajo. Aun así, iba madurando lentamente la idea de volver. Aparte de la nostalgia, algunas cosas leídas y oídas iban inclinando la balanza a favor del retorno.

"Aunque lluevan oro y plata en tierra extraña, y lanzas y puñales en la propia, es mejor estar en nuestra patria", leyó en algún libro, en la lejana época de su niñez y ese pensamiento lo asaltó durante un desayuno. En un video en Youtube de la canción "Jambo Bwana", de Safari Sound Band, pudo leer: "Un hombre recorre el mundo en busca de lo que necesita y vuelve a su casa para encontrarlo". Después, el gran Cajetan Nagua le dijo "There's no place like home". No hay lugar como la casa.

Pero la decisión la tomó gracias a Robinho. El entonces jugador del Manchester City inglés abandonó su club para vestir nuevamente la casaca del Santos, en su querible Brasil. "En Europa gano mucho más, pero en Santos soy feliz" fue la frase que, mutatis mutandis, había dicho el habilidoso delantero. A M. esas palabras le llegaron bien hondo y gracias a ellas entendió que sólo sería plenamente feliz estando donde sus familiares y amigos, en el lugar residían sus afectos. Entonces lo dejó todo y volvió a su país. Enorme era su gratitud para con el desequilibrante jugador sudamericano; su decisión se había constituido en el empujón que necesitaba para tomar la suya.

Un día de noviembre o diciembre, en su casa de Luque, M. se lleva una bonita decepción. El que aparece esquivando patadas, en un partido en vivo por la pantalla de ESPN, no es otro que el escurridizo jugador brasileño: Robinho en San Siro, defendiendo la camiseta del Milan italiano.

"El euro puede más", pensó M. y de inmediato se puso a vivar las jugadas de la Juve.

Disyuntiva vital


¿Rendirme ante la pena
o incubar la esperanza
de poder hallar a otra como vos
en el curso tan breve de una vida?

Ironía


Ya viene en camino, desde la vieja Europa, el libro Ironía, que contiene el poema ganador junto a los varios finalistas del concurso organizado por Ediciones Rubeo.


martes, 5 de julio de 2011

Nueva Administración


Me dirigí este mediodía al bar de siempre, para almorzar. Pintado con las letras que encabezan estas líneas, un enorme letrero se erguía frente al local.

"Nueva Administración". Me puse a pensar en lo que significa, desde el punto de vista del cliente y del negocio. Ese par de palabras quiere dar a entender que hay que condenar al olvido todo. Si en el local, uno alguna vez encontró una mosca en su soyo o fue estafado por el cajero al recibir un vuelto inferior al que debía, tenía que olvidarlo. Porque esas cosas ocurrieron en el pasado, con la administración anterior. El perdón no debe ser un atributo exclusivo de la divinidad.

Nueva administración. Una vuelta de hoja. Fénix que renace pero con otro rostro.

Del mismo modo, si antes llegaron a echarlo a uno del lugar por -en estado de ebriedad- haber peleado con otro cliente y quebrado varias botellas de cerveza o por haber manoteado los (t)urgentes senos de una camarera que no usaba corpiño, también hallaba la absolución.

Nueva administración. Borrón y cuenta nueva. Ley de punto final.

Nocturno en París


Fue aquella noche
en que veía pasar los barcos sobre el Sena,
mientras la lluvia acrecentaba al río
como metáfora de la doctrina budista,
fue esa la noche en que necesité
verme en tus ojos como nunca antes.
Aquella fue la noche en la que supe
que no volvería a querer a nadie
como te quise a vos.
Esa noche fue la noche
en la que caí en la cuenta
de que iba envejeciendo
y que también envejecía conmigo
mi capacidad de amar.

El mosquitero de Drácula


Por tratarse de quien se trata, uno podría creer que a Drácula no le afectan los mosquitos, que hasta siente alguna simpatía por ellos. Pero no es así. Finalmente, esos insectos son una competencia para él, a pequeña escala, pero competencia al fin. En las noches calurosas, cuando no puede dormir con el ataúd cerrado, el querible Conde también sufre con los molestos pinchazos y el horrísono Doppler de los mosquitos.

Pero eso era antes. Ahora, el gran vampiro usa un mosquitero blanco que cubre perfectamente todo el perímetro de su ataúd-cama y le permite dormir con placidez. Nadie dijo que el sistema inmunológico de Drácula fuera superior al estándar y es sabido que no sería nada bueno para la imagen pública de nuestro villano el salir a beber cuellos padeciendo los escalofríos horribles del paludismo o el incómodo dolor de huesos que acarrea el dengue.

domingo, 3 de julio de 2011

Interrogante


¿Por qué es que ahora,
mientras veloz me muevo en el tren-bala,
me viene a la cabeza
la tan lenta poesía de Onitsura?

Ave, Amor!

Fuente: www.duveryork.net

Era obvio que al arroz le faltaban al menos dos minutos más de cocción y que se les había ido la mano con la mayonesa; aun así, la ensalada resultante era esencialmente respetable. También se notaba que la carne fue cocinada a los apurones. Aunque a mí nada de eso me importó, porque en ese lugar la conocí a ella, allí encontré al amor que cambió mi realidad para siempre.

Fue en una pollada, Señorita Laura.

La verdad sobre el hombre-baliza

Foto: Tetsumo

No está solo, como podría creerse, al ver cierto aire naïf en su barbado rostro. No está solo. Para nada. La verdad es que son varios individuos que recorren Asunción, suben a las líneas del transporte público y si el ómnibus en el que viajan sufre una avería o ven por la ventanilla alguno con problemas mecánicos, bajan de inmediato, se colocan en la parte posterior del vehículo descompuesto y levantan la mano para indicar a los automovilistas que el colectivo padece de problemas técnicos, que es preciso girar a la izquierda y adelantarlo; una baliza humana.

Se que han sido reportados casos en que fue visto en más de un lugar al mismo tiempo. Conozco la razón. No hay ninguna bilocación, nada de doppelgängers. Ignoro el origen y el objetivo final de esto que hacen. Claro, tiene que haber un por qué pero aun no lo puedo adivinar. Lo que se con certeza es que están muy bien organizados. Se de lo que hablo. Yo he visto el lugar de donde salen cada mañana, en fila, todos vestidos de idéntica manera. Son numerosos e iguales en cada detalle. He sido testigo, vi a un ejército de hombres-baliza dispersarse a patrullar las calles de Asunción.

No puedo contar más, porque sería poner mi vida en un riesgo todavía mayor al que ya, con seguridad, me acarreará este breve post, texto que escribo como una especie de seguro de vida mediático. Si algo llegara a pasarme, no lo duden: habrán sido ellos.

León cobarde


Cuando te veo pasar
en mi cabeza crece como un hongo
la fría tesis de Raskolnikov.

Me aliento al crimen
pero temo al castigo
y entonces simplemente te saludo.

El verdadero deporte-ciencia


Haciendo zapping, pude ver a dos grupos de entomólogos vestidos como jugadores de hockey sobre hielo, en el canal deportivo ESPN. Se movían sobre el pasto, al aire libre, y agitaban con vehemencia sus redes para cazar mariposas. En ocasiones, parecía que el insecto se mostraba insoportablemente escurridizo, por la agitación múltiple y desesperada de las redes de los científicos.

Subí el volumen, para oír al periodista relatar lo que acontecía en el campo y no fue sino entonces que comprendí. Se trataba de un deporte llamado Lacrosse. Un instrumento de la Ciencia mezclado con el look & feel y la pasión guerrera de los deportes. De inmediato, imaginé a Vladimir Nabokov como un buen fanático de ese juego.

--Oita, mundo postmoderno-- me dije y cambié a Discovery Channel.

sábado, 2 de julio de 2011

Decepción

Hablo de una época en la que el feminismo no podía ser soñado siquiera; me remonto a aquel tiempo donde el concepto de "kuña guapa" era la ley universal. Penélope tejía durante el día y deshacía la labor durante la noche, a fin de tener ocupados a sus numerosos candidatos, mientras aguardaba el retorno de Ulises. Contaba así con que la desesperación de la espera hiciera mella en el espíritu de los hombres y que éstos fueran poco a poco desistiendo de sus pretensiones. La estrategia funcionaba y era apoyada por un epifenómeno: al ver lo desaliñado del trabajo de la mujer y su escasa pericia con las agujas fueron no pocos los pretendientes que abandonaron la mansión y con ella sus aspiraciones matrimoniales.

Haiku de Kubitschek esq. José A. Flores


Tráfico insano.
Un niño infla burbujas
en el semáforo.