viernes, 30 de diciembre de 2011

Últimas voces del cuento

Samanta Schweblin, Rodrigo Hasbún, Federico Falco, Diego Trelles Paz, Paola Tinoco y Antonio Ortuño son seis autores jóvenes que, a pesar de su diversidad estética, resumen el estado del nuevo cuento hispanoamericano: sus historias están marcadas por el cine, la música y la cultura popular, con buen oído para el habla urbana y más proclives a escenificar que a indagar temáticas y formas. Estos nombres integran una camada que parece no sufrir una gran “angustia de las influencias” ante el boom y que resuelve estas cuestiones con formidable humor metaliterario, como en el cuento “Requiem”, de Slavko Zupcic, donde el narrador comprende que siempre que roba un libro provoca que muera su autor. También coinciden en su gusto por escritores de la región como Julio Ramón Ribeyro o Roberto Bolaño; en no plantear un quiebro explícito como lo hiciera en los 90 la generación McOndo; en su tendencia a retratar las nuevas formas de violencia en el continente, sin desdeñar el lirismo ni la ironía, y en que, cuando optan por la experimentación, buscan al mismo tiempo esa “diversión inteligente” que reclamaba Somerset Maugham en toda obra literaria.

Nacida en 1978, la argentina Schweblin se estrenó con El núcleo del disturbio y Pájaros en la boca, dos libros que la pusieron a la cabeza de una nueva generación de cuentistas. Que no parezca contemporánea de sus colegas más afectos a lo autobiográfico, como ha señalado más de un crítico, es un riesgo que Schweblin conjura con talento y con una ficción imaginativa, incluso “fantástica”. Ella se reconoce heredera de Bioy Casares y explora anomalías propias de Dino Buzzati. Schweblin cree que “cuanto más se acerca un texto a la realidad, más extraño se vuelve” y acaso suscribiría lo que un personaje (el doctor Ottone) le dice a una paciente: “Usted inventa cosas para ocultar otras cosas más importantes”.

La editorial Emecé Argentina ha apostado por otros buenos jóvenes cuentistas de su país, como Oliverio Coelho (1977), Mariana Enríquez (1973) o Federico Falco (1977), quien plasmó en La hora de los monos (2010) nueve cuentos siniestros donde los personajes viven situaciones extremas, incómodas. El boliviano Hasbún (1981) ha dicho que cree en la literatura como medio “para ensanchar y enriquecer la realidad” y que le agobian “el color local excesivo” y la “obsesión de muchos escritores por retratar nuestra sociedad”, lo que se refleja en los cuentos de Cinco (2006), despojados en materia de referencias y lenguaje. “Álbum” es un buen ejemplo: frases cortas, diálogos en estilo directo libre y una narración en tercera persona estructurada como un diario íntimo y con intertítulos de guión de cine. Otras voces emergen en Bolivia, como el poeta Guillermo A. Ruiz (1982), autor de “Las cosas” (cuento que habla de pérdidas y de “la marea sagrada del tiempo”), pero Hasbún es la figura más sólida y visible tras la edición de su novela El lugar del cuerpo. Trelles Paz (1977), uno de los mejores cuentistas peruanos de la promoción de Leonardo Aguirre (1975) o Daniel Alarcón (1977), es también responsable de la rigurosa antología El futuro no es nuestro, en cuyo prólogo dice detectar en los nacidos entre 1970/80 dos temas primordiales: violencia y erotismo, y un tono “desencantado y cínico, indiferente e individualista”.

Tres escritores mexicanos completan este panorama irremediablemente incompleto: Guadalupe Nettel (1973), Paola Tinoco (1974) y Antonio Ortuño (1976). Con humor piadoso y vocación de asombro, cada cuento de Oficios ejemplares (Tinoco) se detiene en una profesión más o menos insólita como la de ladrón de libros, y sus historias, como las de La señora Rojo, inquieren la figura del padre, el sexo, el matrimonio, las traiciones y la violencia.

OTROS NOMBRES A LOS QUE SEGUIR LA PISTA

Paraguay. Nicolás Granada (1979), Javier Viveros (1977), Ever Román (1981)

Uruguay. Daniel Mella (1976), Natalia Mardero (1975)

Chile
. Roberto Fuentes (1973)

Colombia. Johann Rodríguez-Bravo (1980-2006)

Bolivia. Giovanna Rivero (1972)

Argentina. Julia Coria (1976), Romina Doval (1973)


FUENTE: http://www.revistamercurio.es/index.php/revistas/691-11ultimas-voces-del-cuento

sábado, 24 de diciembre de 2011

La mujer-serpiente de Kumasi

THE ADAGE that ‘wonders shall never end’ was demonstrated at Tafo, a suburb of Kumasi, yesterday morning, when a woman believed to be in her late twenties allegedly turned into a snake.

The information virtually caused a stampede at the Tafo District Police command when residents trooped to the scene to catch a glimpse of the ‘snake woman.’

Abena Agyeiwaa, a native of Mampong in the Ashanti region, turned into a big black cobra at about 7:30 am at Tafo Mile Four.

The incident, according to eyewitnesses, unfolded at a culvert located in front of the Maranatha Kingdom Faith Ministries, a local church in the area.

An eyewitness, Adelaide Yeboah aka ‘Ama Ataa’, wife of the pastor in charge of the church, told DAILY GUIDE “I was at home when I heard people shouting that there was a snake in front of the church.”

Alarmed by the shouts, Mrs. Yeboah said she decided to come out and find out what was amiss and to her surprise, she saw an extremely large black cobra crawling slowly in front of the church.

According to her, the large crowd which appeared at the scene as a result of the incessant shouts, attempted to kill the snake, a development which saw the snake seeking refuge in a culvert.

Determined to kill the mysterious snake, the pastor’s wife noted that the unwavering crowd decided to pour hot water into the culvert to force the snake out.

Few minutes after the hot water had been poured into the culvert, Mrs. Yeboah said that a wretched-looking woman emerged from the culvert to the utter shock of the multitude that had gathered there.

“When the people shouted that the snake had turned into a human being, the woman angrily responded, and so what,” the frightened pastor’s wife claimed.

She added that the crowd became convinced that the woman was indeed the snake that entered the culvert, when she began wiggling her body like a snake after emerging from the culvert.

She disclosed that there were visible burns on the body of the woman after emerging from the culvert, a development which suggested that she was badly affected by the hot water that was poured into the culvert.

The pastor’s wife said when the woman was interviewed after she had come out of the culvert, she indicated that she was not a snake and that she decided to enter the culvert because she did not have any place to sleep.

When asked of her location, Mrs. Yeboah said the woman told them that she was a native of Mampong, who is married to one Lawrence and has two children and that she came to Kumasi for business.

Fearing that the woman could be attacked by the angry crowd, the pastor’s wife said the Tafo district police command was called in to come and whisk the woman to the station for protection.

Police officers at the station had a hectic time controlling the crowd that besieged the station to catch a glimpse of the woman.

Realizing that the crowd was overwhelming them, the district police commander, Superintendent Kwaku Buah, called for reinforcement from the Regional police command.

The crowd only dispersed after the reinforcement from the regional police command had arrived and taken the woman to the central police command for protection.

Speaking to DAILY GUIDE, Superintendent Buah said it was untrue that it was a ‘snake-woman’, stressing that nothing of that sort could happen.

He disclosed that information reaching his outfit revealed that the woman was a deranged person who had been brought to a prayer camp at Anwiaa, a suburb in Kumasi.

The district commander disclosed that the woman became mentally challenged after she gave birth to her second child and that she usually left her home at Mampong for unknown destinations.

Superintendent Buah observed that the woman was being detained for protection from the angry and superstitious mob.

Within minutes, news about the said strange happening had reached every corner of Kumasi, as radio stations thronged the station to telecast live reports, a development which made the story the most topical issue in town.

domingo, 18 de diciembre de 2011

OKARAYGUA AKÃ SA'YJU


Ku mitãkuña, áva apope sa'yju mimbíva,
iñakã jegua ndijavyiete mbokaja poty.
Inimbo overáva ho'a ijati'ýre, ojajái reíva,
ichupe heñói che ñe'a ruguápe mborayhu poty.

Ha’e umi hesa mbyja ko’eju ñande resapéva,
yvága hovy oje’o hague ima'ë paje.
Aropurahéine che mbarakapúpe mba'e iporãitéva,
hova pytangy ha'ete voíva kuarahy resë.

Ojogua mokói jasy pyahumi hováre oguejýva
umi ityvyta po’i asyete, karapã’imi.
Yvoty pytãva, hope ojerávo ha he'ë mbochýva,
upéva ijuru, pe huguy syrýva ha ikambuchimi.

Kuña sa rovy, pire morotï, akã sa’yjúpe,
yvytu pepo toguerahami che ñe’ë poty.
Tupãsy itykéra, ojoguaiteíva ko che rembiauhúpe,
moköive ojovái ndojuasái porãme ha ojohupyty.

----------------

Letra: Carlos Miguel Giménez.
Música: Emilio Bobadilla Cáceres.
Hay aquí una interpretación que Herminio Maldonado hizo de esta guarania.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

NINUNCA

"Ninunca" es un adverbio rotundo y terminal del castellano paraguayo para significar y dejar en claro que no hay posibilidad alguna de que un hecho tal haya acontecido en el pasado ni que se llegue a dar en el futuro, ya sea en el universo en que nos toca vivir o en los innumerables universos alternativos incesantemente creados por la Interpretación de los Múltiples Mundos de Hugh Everett III. Un ninunca extiende su cronotópico poder de negación sobre los dominios del tiempo y del espacio.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Literatura del enemigo


La literatura del enemigo literario tiene siempre algo de Schrödinger: mientras no se lo abra, el libro es dualmente bueno y malo. Y aquí termina la semejanza con el experimento teórico del físico austriaco, porque al posar los ojos sobre cualquier página la obra hiede invariablemente como un gato muerto.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Mborayhu Ñandutimíme en Youtube

En este enlace la gente de www.musicadelparaguay.com colocó nuestro disco Mborayhu Ñandutimíme, con todo y letras. Aguije, Teto.

martes, 15 de noviembre de 2011

Terrorismo sincero

El avión bajó en el Kotoka International Airport de Ghana. Pasé sin contratiempos por Migraciones. Mi maleta fue una de las primeras en aparecer sobre la cinta transportadora. Y cuando estuve a punto ya de salir, uno de los oficiales de Aduanas me preguntó qué llevaba en ella. Lo de siempre, dije: ropa, libros. Hablábamos en inglés. ¿Qué más?, preguntó el oficial con el rostro serio. Pensé en el contenido de mi maleta y dije: shoes, rackets.

Y entonces su rostro cambió para denotar preocupación:

--What! Rockets? Open it!

Me vi forzado a abrirla y luego a aclararle que dije rackets, raquetas de tenis y no rockets, cohetes. Hasta un átomo hace sombra. Una vocal puede hacer la diferencia.

Caballos

Cuando pienso en ellos no evoco ni al alado Pegaso de Belerofonte ni al famoso caballo blanco del Mariscal López. Lo primero que me viene a la cabeza es aquel cuento corto de Chéjov titulado "El apellido caballuno", joya de veinticuatro quilates, una de las tantas del genio ruso. Y después, indefectiblemente termino pensando en Nietzsche, quien -raskolnikovianamente- cuando vio los azotes que recibía un caballo en una plaza, increpó al dueño, se abrazó después al cuello del animal y llorando le pidió perdón en nombre de la humanidad. Pienso en ese caballo, que fue testigo del poético acto con el que filósofo alemán se adentraba para siempre en la locura.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Jugada de riesgo

Trabajo para una empresa de telecomunicaciones y esta vez me destinan a Chad, junto con un compañero malasio. Yamena, la capital del país africano se construye alrededor de una sola calle principal: todos los comercios y tiendas de alguna magnitud están allí. Es viernes y el gerente comercial, nacido en Chad, dice que será nuestro guía durante el fin de semana. Promete llevarnos a Camerún (la frontera está muy cerca). Le pregunto cómo haremos para conseguir en tan corto tiempo la visa para conocer el país vecino. Una sonrisa enigmática es su respuesta.

El sábado, salimos temprano en un automóvil de la empresa. Al volante está el gerente comercial, que asegura que no hay motivo alguno para la preocupación. Estamos prontos a atravesar la frontera, rumbo a otro país y no llevamos pasaportes ni visa. Yo voy con el temor de aparecer muy pronto en aquel programa de NAT GEO que lleva el poco eufemístico título de "Preso en el extranjero".

Un brazo en alto nos ordena detenernos cuando estamos a punto de entrar a territorio camerunés. El gerente comercial conversa con los militares que nos miran con cara de odio. Se gesta una vertiginosa discusión en una lengua que ignoramos. Las palabras suben de volumen. Súbitamente, el gerente comercial sale del vehículo, abre la cajuela y veo que de allí saca un par de termos con el logo de la empresa. La cara de los militares cambia. Hay ahora sonrisas y se levanta la barrera para que el auto pase.

Idéntica escena se repite poco después, ya en la tierra de Eto'o, pero esta vez el deus ex machina lo constituyen tres camisetas. Nos vamos adentrando cada vez más en Camerún. Vamos a un parque nacional donde hay de todo menos animales. Luego llegamos a un hotel. Cada uno en su habitación. El costo es irrisorio. Esa noche, en un pequeño establecimiento de comida local, cenamos el mejor pescado frito de nuestras vidas. Comemos con las manos, como debe ser.

Llega el domingo y recorremos todavía un poco más. Pasado el mediodía emprendemos el retorno. Y una vez más las barreras que habíamos atravesado antes pero con otros rostros comandándolas, otra vez los dedos que señalan a los dos blancos que ocupan los asientos de atrás del vehículo. Y nuevamente las mochilas, quepis, camisetas y tazas con el logo de la compañía salen a resolver la situación.

Nos acercamos a la frontera y yo mentalmente suplico que el merchandising de la empresa sea suficiente hasta que lleguemos de nuevo a Yamena. Me coloco después los auriculares y busco a Los Rodríguez en mi Ipod. La voz de Calamaro suena en África: Déjame atravesar el viento sin documentos.

Escribir en el siglo XXI


Escribir nunca ha sido tan fácil y a la vez tan difícil. Y déjenme tratar de justificar esta afirmación. Escribir en los tiempos que corren es fácil porque tenemos las bases de datos de Google, el memorioso Funes de Borges vive en los servidores de la empresa de California. El aleph está allí, pero con la ventaja de que podemos filtrar las búsquedas, dirigirlas, y de que no es ya imprescindible el decúbito dorsal que recomendaba Carlos Argentino Daneri.

Contamos con Wikipedia, el conocimiento enciclopédico en crecimiento constante al alcance de la mano. Imagínense lo que tenía que escarbar un escritor de los tiempos pre-Internet. Pensemos en Flaubert y su novela histórica Salambo. ¿Cuántas horas habrá invertido entre las páginas polvorientas de innumerables libros? Sobre todo él, tan perfeccionista como era y dueño de un estilo depurado. Calidad sobre cantidad, era la filosofía del escritor francés.

Ahora, todo está a la distancia de un click. Estoy abocado a la escritura de un libro de cuentos con temática africana. Tengo los argumentos, las ideas en base a cosas que vi o escuché cuando me tocó vivir allí. África es un semillero de historias, cada país es un mundo, hay en cada país numerosas tribus que se unieron bajo una sola bandera. Y cada tribu tiene su manera propia de desencriptar y aprehender la realidad. Mis cuentos relatan hechos que llamaron la atención de mi ojo occidental, de latino tercermundista. Están retratados en ellos los ataúdes de fantasía de Ghana, la creencia en el vudú de Togo, los epifenómenos del genocidio de Ruanda, la funesta extracción del coltán en Congo, la cacería de albinos en Tanzania, entre otros.

Conversaciones escuchadas que activaron en mi cabeza los resortes narrativos. A veces, lo percibido era solo la punta del ovillo. Recuerdo por ejemplo haber oído hablar de una planta cuyas propiedades alucinógenas estaban causando estragos en África Oriental, sólo sabía eso y el nombre del vegetal: khat. Me puse a bucear en Wikipedia y obtuve toda la información, incluso el nombre de los principios activos de la planta. Entré a Google Images, escribí "khat" y llenaron mi pantalla las hojitas verdes. Todo servido para la descripción; todo servido para armar la ficción.

Pero es también difícil escribir porque este es el tiempo de la distracción. Y allí está Facebook con sus tentáculos amistosos y sus cantos de sirena. Está el Twitter y su información telegráfica que brota sin pausa, como un manantial, con la potestad de amarrarlo a uno a la computadora. Youtube, casi como una videoteca de Babel. Y están los diarios online. El celular. El televisor. La radio. Es múltiple la oferta. Todos complotados, todos compitiendo por la atención del escritor, para sacarle el tiempo que podría dedicar a labrar sus textos.

Es entonces cuando el escritor tiene que detenerse en el mediocampo de este maremágnum de información y parar la pelota, hacer la pausa, como dicen los comentaristas deportivos, levantar la cabeza, sacar una rauda cartografía de lo que representa el partido en ese momento y tomar una acción. La acción que debe conducirlo hacia el arco y debe coronarse con un gol como resultado: un cuento terminado, un poema concluido.

Pues lo que hace un escritor, lo que debe hacer un verdadero escritor, es escribir. Su pasaporte no es otro que la calidad de su escritura, al decir de Bolaño. La calidad es el permiso que una obra se concede a sí misma para sobrevivir en el tiempo. La literatura debe abrirse camino entre tanto ruido de fondo. Siempre. Porque finalmente los hombres pasan y son las obras las que quedan. Ars longa, vita brevis.



* Este es el breve texto que escribí y luego lei en mi Iphone ante los alumnos del seminario de narrativa paraguaya contemporánea de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Fue apenas un disparador para la grafiticante charla que sostuvimos luego.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Una entrevista en Buenos Aires

Publicado el 13 de Noviembre de 2011
Por Ivana Romero
Damián Cabrera y Javier Viveros son dos de los nueve autores que integran el volumen. Las narraciones, compuestas luego de la caída de Alfredo Stroessner, tienen la marca de la mixtura lingüística entre el español y el guaraní.
Que un libro dialogue con un lector, es un lugar común. Que un libro se agite en la mochila o la cartera porque pareciera que allí dentro hay mucha gente que habla entre sí de balcón a balcón, como habitantes de una casa tomada por asalto, es menos frecuente. Pero es lo que sucede con Los chongos de Roa Bastos (editada por Santiago Arcos), una antología de narrativa contemporánea de Paraguay que reúne nueve autores, en su mayoría, menores de 40 años; es decir, hijos directos de la larga dictadura de Alfredo Stroessner, entre 1954 y 1989, a quien ellos llaman el “Tiranosaurio”. Pero ni ese mote ni el título del libro –que admite una filiación aunque también, un goce de la clandestinidad– son la única irreverencia de estos muchachos (en la antología sólo se incluye una chica). En esas páginas se entreveran el castellano, el portuñol, el jopara, el guaraní. Crean una lengua nueva que une estos relatos, mucho más que una tradición literaria o una visión del mundo compartida.Es lo que ocurre, por ejemplo, con los textos de Javier Viveros (nacido en Asunción en 1977) y Damián Cabrera (nacido en Asunción en 1984) que, formalmente, son bien distintos entre sí. Estos escritores estuvieron el fin de semana pasado en la presentación de la antología en Villa Ocampo en el marco del ciclo Primavera Independiente junto a Sergio Di Nucci, Nicolás García Recoaro y Alfredo Grieco y Bavio, encargados de la selección de los autores. En “De polvo eres”, escrito por Viveros, el personaje principal dice: “Desde que llegué a Pedro Juan Caballero supe que existían dos repúblicas del Paraguay cohabitando en el atlas, compartiendo la misma geografía pero siendo diametralmente opuestas. Asunción es lo urbano, el cemento, el smog y la miseria. El interior, en cambio, es lo rural, la campiña, el cielo claro y la miseria. Los pueblos del interior portan siempre ese aire cansino, reposado, donde inclusive el perfume virulento de la globalización llega tarde”. Viveros volvió hace un tiempo de una larga estadía en África, donde trabajó como consultor en el área de tecnología de la información. Sobre el territorio que traza Viveros, Cabrera siembra otra geografía, mestiza, provocadora, que no elige un solo registro sino una palabra “trans”, como dice. “Desde es el filtro: Eu sou da tríplice frontera. Yo soy de Minga Guazú, y lo digo como si en ello hubiera algún mérito, como si salir de la orilla para hablar (mi lugar de enunciación) fuese suficiente escudo, che výroitépa”.


–El título del libro alude a un cuento de Cristino Bogado, “El chongo de Roa Bastos”. Si bien estos relatos son muy distintos entre sí, ¿Roa Bastos sigue siendo una referencia?Javier Viveros: –Sí, es un referente porque después de la dictadura pasó a ser ícono de la libertad de expresión de la intelectualidad paraguaya. Además, ganó el Cervantes de manera paralela a la caída de Stroessner. Sin embargo, aunque tiene mucho valor por su visibilidad, no es necesariamente el máximo escritor de nuestro país. Entre los menores de 40, nos estamos sacudiendo su sombra. Damián Cabrera: –Roa Bastos es una referencia compleja. Se siente identificado con la literatura oral guaraní pero él nunca escribió en guaraní, quizás no porque no haya querido sino porque si no perdía posibilidad de que su literatura se publicara a nivel internacional. El Premio Roa Bastos de Novela que organiza Alfaguara, por ejemplo, establece que no se puede escribir en guaraní.–Hace unos años, Pedro Mairal dijo: “Mi generación no tuvo que matar a sus padres literarios porque ya los habían matado o silenciado los militares. Mucha gente nacida alrededor de los ’70 no tuvo padres literarios sino abuelos como Borges, Cortázar, Bioy, Arlt. Y uno con los abuelos no tiene conflictos”. Es decir, cada país tiene sus propias sombras y las dictaduras son un eje común que también atraviesa el panorama cultural.JV: –Te respondo con una cita de Roberto Bolaño, que decía que la gran literatura del siglo XX la escribieron en Argentina. Porque acá están Cortázar, Arlt, Borges. Hay una Buenos Aires creada por la escrituras de estos maestros, mítica, quizás un poco hegemónica en el sentido de que también colonizó nuestro imaginario literario. –¿Y qué sucede con el imaginario político? Tu cuento, Javier, “La chiripa”, relata el atentado contra Anastasio Somoza, exiliado en Paraguay. Y allí aparece un argentino, evidenciando que los procesos represivos tuvieron características propias en cada país aunque compartieron horrores comunes.JV: –Toda literatura es política pero eso no significa que lo político sea el único tema de la literatura. Para ese cuento me leí todas las memorias de Enrique Gorriarán Merlo para escribir, finalmente, apenas dos párrafos. Pero necesitaba esa estructura. Estoy convencido de que hay una forma que le va mejor a cada relato que ninguna otra. No siempre la dictadura del narrador omnisciente que todo lo sabe es lo adecuado, sino que hay una polifonía posible, formas diferentes para que lo que uno quiere contar llegue de la mejor manera. DC: –Nuestro vínculo con la dictadura del Tiranosaurio es ineludible porque fue muy larga. Inclusive hoy hay nostalgias fuertes, no masivas pero cada vez más explícitas. Hace un tiempo salieron unas calcomanías que decían “Era feliz y no lo sabía” y agregaban entre paréntesis 1954-1989. –En el libro hay una mixtura lingüística muy rica. ¿Es, de algún modo, reflejo de hibridaciones sociales?DC: –En verdad, no dejan de ser experimentos literarios. Es decir, en la sociedad las mezclas no son tan amables. Ciudad del Este, donde vivo, no es un paraíso multicultural donde todos viven armónicamente. Hay hostilidades a veces sutiles, hay mezclas posibles y mezclas que no logran llegar a nada. Por ejemplo, hay colectividades inmigrantes que no se relacionan con el resto de la ciudadanía a no ser desde una forma colonial. A las comunidades migrantes en el Alto Paraná, de origen germánico o germano brasileño, se les llama “colonia” y no es agradable para vivir porque hay discriminación. Muchos jóvenes migraron. Antes, a Buenos Aires y ahora, a España. JV: –Yo creo que es falso eso que dice Tolstoi de “pinta tu aldea y pintarás el mundo”. El ser humano es el mismo en todo lugar pero la cultura determina modos distintos de ver las cosas. Estoy escribiendo cuentos de temas africanos y aun así sigue siendo literatura paraguaya, porque lo hago desde una visión latinoamericana. Es decir, lo lingüístico es una marca que evidencia lo complejo de la relación entre una visión del mundo y la forma de expresarlo.–¿Cómo es la circulación de la literatura paraguaya? En el prólogo del libro se señala la importancia de las editoriales cartoneras (o sea, el paralelo de nuestra Eloísa Cartonera) y de la Web frente a un mercado editorial no muy próspero. DC: -Las cartoneras permiten modos de circulación de textos que de otro modo quedarían en un cajón. Pero son tiradas pequeñas. Cuando murió Roa Bastos, el diario ABC vendió 24 mil ejemplares de Penal el Paraíso que imprimió con forma de suplemento, pero eso fue excepcional. Vender 500 ejemplares es ser best seller. JV: –Paraguay es el país latinoamericano con menor conectividad a Internet. Pero aun así, la Web es un buen lugar para que haya circulación de textos. Yo cuelgo mis libros en pdf en mi blog, y listo. Porque, bueno, no hay muchas librerías en mi país y encima, tienen pocos libros de escritores contemporáneos. Pero en ningún lado las condiciones de circulación son prósperas de entrada para los escritores y eso no tiene por qué desalentarte.

Fuente: http://tiempo.elargentino.com/notas/los-chongos-de-roa-bastos

martes, 8 de noviembre de 2011

Escritura y tradición

"Quien de veras tiene algo que contar no necesita invocar
todo el tiempo una tradición literaria que de
cualquier manera ya forma parte de nuestra sangre".

sábado, 15 de octubre de 2011

JFK Mystery


ECLECTICA Magazine, una de las revistas literarias online de mayor antigüedad, ha publicado mi cuento "JFK Mystery", texto perteneciente a Urbano, demasiado urbano. A cargo de la impecable traducción estuvo el capo Nelson Viveros (¡gracias, pariente!).

domingo, 9 de octubre de 2011

El dios católico


El Dios oficial ha ido perdiendo poco a poco todas mis simpatías. Se me dijo que había creado el mundo y la humanidad, y que nada sucede en la tierra ni en el cielo sin noticia y consentimiento suyos. Cuando pude comprender hasta qué extremo sufren los seres más inocentes; cuando me empapé del estúpido horror de las cosas, examiné sin respeto al autor de ellas, y "vi que era malo". Malo en cualquier sentido. Era torpe; después de haber fabricado el universo, ignoró durante largos siglos su funcionamiento; se lo tuvo que enseñar Newton. Si de las leyes regulares pasamos a los cataclismos, atribuidos comúnmente a su manía de aterramos, encontramos la misma ineptitud. Igual deja caer el rayo sobre un lupanar que sobre una iglesia. Según el Papa, la catástrofe de Messina es obra de Dios, y así será, puesto que el Papa es infalible; pero sean lo que hayan sido los fines del Todopoderoso ¿qué necesidad había de aplastar a los niños de pecho, a las personas de fe -algunas habría-, a los locos, a los moribundos de los hospitales? Se nota el aturdimiento de un bárbaro miope, de un patán que desconoce el complicado mecanismo de los fenómenos físicos. ¡Ah! en la ciencia de asesinar con precisión y tino hemos dejado muy atrás al Dios de los católicos.
Con los ángeles, idéntica miopía. ¿Para qué engendró, él tan bueno, a Lucifer? Es que no se dio cuenta... Adán le sale torcido. ¡Y qué admirable ceguera al castigarle! Le impone el trabajo, es decir, el instrumento de su definitiva emancipación. Adán ocioso hubiera quedado siempre entre las caprichosas e irritadas manos de su dueño. A Eva la obliga a parir con dolor, y precisamente porque las madres paren con dolor aman a sus hijos y son madres verdaderamente. Este Júpiter del desierto se figura que lo importante es el placer. Rechaza las ofrendas de Caía. ¿Por qué? Porque sí, y basta. De ese modo ocasiona el primer homicidio. Desde entonces no se harta de crímenes. No hablemos de sus aventuras con el pueblo elegido, que a cada instante lo traiciona. Jehová no se cansa de diezmar y de torturar a los judíos, ni ellos de desobedecerle en cuanto vuelve la espalda. La raza especialmente puesta bajo su protección es la más lamentable del globo y la que menos caso le hizo. A veces Dios se desanima, se arrepiente. Sí, se ha arrepentido, y lo que es peor, lo ha confesado, por ejemplo, en el libro 1 de Samuel, capítulo XV. versículo 35. Luego se arrepiente de arrepentirse, y se empeña en convencernos de que preveía todos sus fracasos, y de que no se olvidaba nunca de lo que había previsto. Es que por mucha sed que tenga de sangre, por mucho que le complazca el espectáculo de los hombres despanzurrándose entre sí -"mata varones y mujeres, le dice a Saúl, niños y mamantes, vacas y ovejas, camellos y asnos"- tiene todavía más sed de honores, de atributos plásticos y metafísicos. Exige para él la gloria entera de la materia y de la mente. Aparece Jesús, criatura extraordinaria y encantadora, y en seguida reclama el viejo tirano su paternidad. Se apropia los absolutos de la filosofía griega y las sublimidades del arte de Occidente. Se obstina en que no se le escape nada, ni las convulsiones del astro ni la llave que se le pierde a la devota de San Antonio de Padua. Prefiere ser responsable de cuanta desdicha ocurra, con tal de que no le tengan por tonto. En la constitución Dei Filius del concilio del Vaticano (1870) la iglesia católica cree y confiesa que Dios sabe perfectamente lo que harán los individuos "libres".
Yo hubiera amado a un Dios menos omnipotente, menos pretencioso, menos cruel, menos ignaro. Si existe el Dios de los católicos, que exista; no es mi Dios. Podrá triturarme los huesos y atormentarme una eternidad en el infierno inventado por su infinita misericordia, pero no podrá conquistar mi alma.

Rafael Barret, Marginalia.

sábado, 8 de octubre de 2011

Torneo de plumíferos del Bicentenario

Finalmente, en un partido disputado más con la voluntad que con pericia técnica, hemos podido alcanzar la victoria en la definición por penales y levantar el trofeo al cielo:

viernes, 7 de octubre de 2011

Nuevo libro

Con tapa del maestro Juan Moreno, está llegando el utilísimo Manual de Esgrima para Elefantes, hecho de cuentos relacionados con Mamá África.

lunes, 3 de octubre de 2011

Violencia asumida

¿Por qué es que ya no horroriza a nadie
el asesinato de un diente de león?

lunes, 12 de septiembre de 2011

domingo, 11 de septiembre de 2011

Lanzamiento de RASGANDO QUIMERAS

La cita es hoy. Aparézcanpy!

sábado, 10 de septiembre de 2011

Consejo táctico

Considerando que ya no tengo alfiles, ¿qué juego si es que Él mueve su caballo?

Enturbantado: el porno no te turbe.

Copio aquí un fragmento del libro Cultura Mainstream (Cómo nacen los fenómenos de masas), de Frédéric Martel, es el inicio del capítulo 14, titulado: De cómo Al Yazira se ha convertido en la cadena mainstream del mundo árabe.

Un sábado hacia las 16 horas, una hermosa tarde de julio de 1997, calurosa y húmeda, las familias saudíes estaban viendo tranquilamente un programa educativo destinado a los niños en Canal France International, un banco de programas francés, filial del grupo France Televisions. La retransmisión se hacía a través del satélite ArabSat, lanzado en 1985 por 21 países árabes y cuya señal principal se emitía desde Riad en Arabia Saudí. De pronto, un error de manipulación de las retransmisiones satélites por Telediffusion de France tuvo como consecuencia inesperada que CFI y el canal de pago Canal+ se invirtieron. El incidente no habría tenido más consecuencias de no ser porque Canal+ aquel día emitía Club privé au Portugal, una película porno.

Sentado en un amplio sillón, en la Place des Ailes, en Boulogne-Billancourt, al oeste de París, donde están la mayoría de las televisiones francesas, Philippe Baudillon no se altera. En aquella época, dirigía la cadena Canal France International (hoy es presidente de Clear Channel France, una filial del gigante estadounidense de la publicidad urbana, en cuya sede me recibe): "Le puedo decir que fue la prueba más dura de toda mi carrera. La audiencia de los programas franceses, a través de Canal France International, estaba subiendo mucho en el Golfo. Y aquel error acabó con toda nuestra estrategia de desarrollo". La difusión del porno de Canal+ duró unos treinta minutos hasta que los técnicos parisinos se dieron cuenta del patinazo que habían cometido (la película estaba destinada a una cadena de pago del Pacífico). Según los datos de la época, el porno debió de llegar a una veintena de países árabes y a un público potencial de 33 millones de personas. "Fue espantoso. Se llevó por delante la presencia francesa en el Golfo. Y nos borraron del mapa", lamenta Philippe Baudillon.

Interrogado hoy en Riad, capital de Arabia Saudí, Ahmed H. M. Al Kilani es más crítico: "Yo entonces era el representante de CFI en Arabia Saudí. Lo recuerdo perfectamente. Fue horrible. Intentamos parar el programa inmediatamente, pero en CFI no contestaba nadie. Por otra parte, no era la primera alerta: CFI ya había emitido un espectáculo olé olé del Lido. Los de CFI eran muy incompetentes: no entendían nada de los valores árabes"...

El caso es que el asunto de la película porno emitida por la tarde cuando las familias saudíes y las de otros países árabes estaban viendo la televisión hizo que CFI fuese inmediatamente expulsado del satélite ArabSat. Los saudíes se declararon ultrajados por el error "técnico" de los franceses y, pese a las presiones diplomáticas de París, decidieron vetar a CFI. El canal que quedó liberado por esa expulsión fue adjudicado a una joven cadena que hacía tiempo que intentaba aumentar su audiencia en los países árabes emitiendo a través de ArabSat y que aspiraba a convertirse en mainstream: Al Yazira.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Objetos perdidos

Caminó sin rumbo por varios días, hasta que llegó adonde el diablo perdió el poncho. Era uno simple, tejido en esa combinación contra natura de azul y rojo; gastada la prenda. Los autores no explican cómo, simplemente supo que era de él. La examinó, la tocó, y después, la colocó en el mismo lugar donde la halló. Allí donde el diablo había perdido el poncho hacía calor. Demasiado.

Tentación

Leo en uno de los libros no incluidos en los Evangelios apócrifos, que aquella noche José de Arimatea se aproximó al grial donde había recogido la sangre del Nazareno. Enfocó el líquido obscuro. Olisqueó el aire circundante y vio que era bueno.

Una voz lo animó a probarla, a beber un sorbo del vino sagrado. Vaciló un momento eterno. Después, se alejó con velocidad: el historial de vampirismo en sus antepasados era todavía la comidilla del vecindario.

lunes, 5 de septiembre de 2011

domingo, 4 de septiembre de 2011

Último deseo



Con los fusiles ahítos, el pelotón estaba preparado. El condenado a muerte miraba directamente a los ojos de los soldados. No había temor ni había arrogancia en su rostro. Le preguntaron por su último deseo:

-- Quiero revisar mi Facebook.

Se lo concedieron. Le alegró ver que tenía tres nuevas solicitudes de amistad. Las aceptó. Declinó la invitación a un evento. Escribió una despedida en su muro, sin sensiblería ni retórica. Cerró sesión y devolvió el computador portátil.

La cuádruple descarga lo derribó.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Un souvenir de Gomorra

Foto: Flickr

Hacía tiempo que le gustaba, así que la invitó a cenar a su casa. Ella aceptó. ¿La comida? Abundante y exquisita. Serena y cómplice la noche. Sonriente, la invitada pidió a su anfitrión un poco de sal. Él se disculpó: había olvidado colocarla en la mesa.

Estaba decidido a impresionarla, así que fue, hurgó en los cajones y regresó con el meñique izquierdo de la mujer de Lot. Sobresaltada, ella abandonó la casa. Jamás volvieron a verse.

Literatura en grageas

Antes de cargar contra la séptima puerta de Tebas, Polínices se lamentó un instante por el hecho de que todavía no hubieran inventado intercomunicadores ni timbres.
***
Desde que vio ese otro rostro en el espejo del baño, empezó a dudar de su singularidad y a emplear invariablemente el plural mayestático.
***
Durante la mortuoria pausa previa a su resurrección, Jesucristo aprovechó para leer toda la obra de Virgilio. Flipó con La Eneida. También le pareció que la cuarta égloga profetizaba su llegada, por lo que se prometió preguntar a su padre la razón por la que no estaba ese texto incluido en la Biblia.
***
"Hoy es el día de tu muerte", decía el SMS que recibió desde un número desconocido. Escribió una respuesta, pero el paro cardiorrespiratorio se lo llevó antes de que pudiera darle ENVIAR.
***
Quiso siempre ser un escritor mainstream. Pero por más que publicó, novela tras novela, jamás pudo dar con una obra maestra. Sin embargo, dos o tres fragmentos suyos sobreviven y lo harán eternamente en las antologías de prosa.
***
El tablero electrónico indicaba 40-30; estaba sirviendo para campeonato. Mientras hacía botar excesivamente la pelotita, el tenista serbio pensó por un momento en los mancos y lo duras que debían ser sus vidas. Sirvió: fue un ace.
***
Como científico que era, le tocó ir hasta Ñemby a investigar la estatua de la Virgen llorona. La habían colocado en un altar y ya los primeros peregrinos revoloteaban la zona. Tras el análisis, comprobó que eran verdaderamente lágrimas las que fluían. No había engaño. Preparó su informe: solo le llamó la atención que las lágrimas fueran de cocodrilo.

Emiliano R. Fernández, cuentista

Considerarlo un gran poeta es enredarse sin defensión en las inocentes trampas de lo obvio, hablar de su inmortalidad en el alma de nuestro pueblo es incurrir en una perogrullada. Yo tengo para mí que Emiliano fue el poeta más grande que dio nuestro suelo, sin necesidad de agregarle el adjetivo "popular", ni de especificar lengua alguna. Pues se movía con soltura por los terrenos del guaraní, de la lengua de Quevedo, y también por los de su amalgama: el jopara "rudimentario y dulce".

Quizá hubo algún compatriota que escribió mejor que él en español. Hay, tal vez, quien lo hizo mejor en guaraní. Pero si hacemos un balance y buscamos un promedio, teniendo en cuenta la profusión de su obra, la calidad de Emiliano R. Fernández no tiene rival. Prolífico como él sólo. Hay que remontarse hasta Lope de Vega, el Fénix de los ingenios, el Monstruo de la Naturaleza, para encontrar a alguien que pueda ensombrecer sus números. Ya afrontando la lírica o la épica, la calidad de su pluma no amaina. Y, así como la del español, la poesía que escribiera está impregnada de sus vivencias, lo que le otorga una sólida autenticidad.

Es mi objetivo evocar, en estas líneas apretadas, al cuentista que había en nuestro vate. Al menos dos de sus composiciones musicalizadas son perfectos cuentos, que decidió expresar en forma poética, con sus rimas y su métrica justa. Ambas están escritas en guaraní y tienen una longitud mayor a la habitual, superando las diez estrofas. Se sabe que el número de sus poemas dobla el millar, y es seguro que hay muchos más que pueden colocarse dentro del horizonte de sucesos de la narrativa. Aquí nos enfocaremos, sin embargo, en dos de sus más conocidas creaciones.

La primera es aquella canción que lleva por título "Farra chu'i che képe guare", donde con la clásica estructura introducción-nudo-desenlace, Emiliano cuenta que recibe la invitación de Cristo para una descomunal farra en el cielo. Nombres de santos son citados a granel, hay mucha humanidad en ellos, virtudes y defectos como en los dioses de la mitología griega; aparece incluso algún divino ka'u argel. La otra canción que recuerdo es la que se llama "Tujami", tenemos aquí una composición todavía más literaria, con diálogos y pavesas de relato enmarcado. Nuestro poeta conversa con un veterano de la Guerra Grande y le da el pase en profundidad para que narre sus vivencias en aquella contienda de exterminio. Poderosos tropos invaden el texto, lo transitan metáforas geniales como "metralla amandáuicha okukúi".

Emiliano R. Fernández, cuentista, poeta, guerrero, bohemio, homme de lettres, hermano mayor.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Plata yvyguy

No hubo llamaradas, fuegos fatuos ni perros sin cabeza mostrándose por su patio en las noches sin luna. Cero comunicación. Tampoco puede decirse que Mbusu lo haya buscado conscientemente. Eso de los tesoros enterrados tiene bases históricas en Paraguay: ante el avance sobre suelo patrio de la infame Triple Alianza, los pobladores -antes de huir- enterraban sus pertenencias en cofres, ollas y cántaros, con la esperanza de regresar y recuperarlos, cuando la guerra no fuera ya más que un recuerdo desagradable. Por ello hay tanta riqueza, tanto mineral trabajado por humanas manos, bajo la tierra paraguaya. Hay quienes los buscan afanosamente; leitmotiv de sus vidas. Se los puede ver con sus detectores de oro en ristre, están allí golpeando la mano o tocando timbres en las casas, mostrando mapas y estudios que aseguran al propietario del local una vida de puro lujo, hay promesas de hasta el setenta por ciento en la distribución.

El caso de Mbusu es distinto. El tesoro vino a él. Sin ser pedido. Sin señal alguna. Regalo matutino. Dios ayuda a quien madruga. Cuando se llenó el pozo ciego, no le quedó otra opción que cabar uno nuevo y fue mientras lo hacía que su pala se estrelló contra el cofre de madera. Monedas, brazaletes y cadenillas de oro de la época del Mariscal López se mostraron ante sus ojos. No es posible negar su felicidad, le sobraban motivos para ello. La venta de lo encontrado le proporcionó una jugosa suma, que depositó de inmediato en su caja de ahorro de la Cooperativa Mbokaja Karë.

Y fue en la noche de ese mismo día que empezaron los movimientos en su casa. Puertas que se abren y cierran solas, el fluorescente y su indecisión entre prenderse o apagarse, manos frías que palpan entre lo obscuro, ruidos inexplicables. Un poltergeist pichado y su presencia multimediática. De haber oído el discurso shakespereano de Marco Antonio ante el cadáver de Julio César, probablemente Mbusu lo hubiera parafraseado: la avaricia del hombre le sobrevive. Pues era obvio que algunas personas tuvieron en vida tanto apego a sus posesiones materiales, que su avaricia podía pervivir todavía más allá del plano físico. Ese era el caso del tesoro que había heredado contra la voluntad de quien le dió entierro.

Mbusu vendió su casa a un cerrista, incluyendo muebles y "efectos especiales".

Shakespeare en el 30 rojo

A no dejarse engañar por el título. Aquí no se cae en el imperdonable anacronismo de asegurar que el inmortal dramaturgo viajara alguna vez en un ómnibus de la línea 30 (de haberlo hecho, hubiera merecido al menos la exención del pago del pasaje y el no ser molestado por los inspectores de boletos). El título viene a cuento de que en el primer semestre de mi vida universitaria, releí muchas obras del cisne inglés, durante la hora exacta que solía demandarme el Luque-Asunción y los otros sesenta minutos del Asunción-Luque. Pasaban las calles y los minutos y las páginas me aislaban de todo, me otorgaban absoluta inmunidad contra los bocinazos, los mercachifles y las salvajadas del conductor con sus alternadas lecciones de vértigo e inercia; contra la realidad que fluía allende las ventanillas, en suma.

No olvido el amago de lágrimas que me infirió el Rey Lear: la escena era esa en la que uno de los príncipes extranjeros decide desposar a Cordelia, a pesar de haber sido ésta recientemente desheredada por su voluble padre. Recuerdo también haber cerrado el libro primero y los ojos después, al acabar la lectura del poderoso discurso de Marco Antonio ante el cadáver de Julio César.

El goce estético es un bálsamo maravilloso y es también, con seguridad, uno de los principios activos de la panacea universal. Todos deberían entregarse, al menos una vez en la vida, al placer singular de leer a Shakespeare en el 30 rojo.