domingo, 7 de mayo de 2017

Del Paso, inmortal

Sigo arrobado por los cintilantes versos de Fernando del Paso, por ese su fascinado amor al idioma, por la literariedad químicamente pura de su obra.




XXV
Para cantarle al mar, me linotipo,
me escribo, corrijo, estereotipo,
de metáforas cónicas, parábolas,
y bitácoras grímpulas y náuticas.
Para cantarle al mar me caligrafo,
me imprento, imprimo, expreso, exprimo
el jugo de las oes, íes, úes,
me como de las efes los furores,
de las áes los cuellos de los ánsares,
y lamo de las eles las lisuras
y de las uves bebo las volutas.
Para cantarle al mar, me displicento,
me engargolo y me quiebro, me aspirino,
me cocaino y me alcoholo, cocacolo,
me enmariguano el alma, me mareo,
me navego en reversa, me enarbolo,
me pistono y me entuerco, me atornillo,
me engranajo y me pinzo, desternillo,
me atosijo y trasijo, contradigo,
me atoro y me desdoro, me embarroco,
me alarifo y ladrillo, me atarjeo,
me rococoro, alhambro, churriguero,
me alcantaro de plata y plateresco
y de poemas niños encanezco.

sábado, 6 de mayo de 2017

Un soneto incendiario de Tomás Segovia



VI
No sabréis nunca el odio que alimento,
infame tejedor, sastre canalla,
hipócrita modista que mal haya,
por vuestro arte y su cruel tormento.
Pues ¿no es infamia, niña, que un fragmento
de nylon deleznable, o una malla
de fino jersey sean la muralla
en que se estrella el ardor más violento;
y una hebra del éxtasis me aparte
y cierre el paso a tu pezón, y el grueso
de un hilo al foso que mi sexo anhela?
Más yo haré trizas tu textil baluarte,
y he de asaltar tu piel a puro beso,
y al ariete forzar tu ciudadela…

viernes, 5 de mayo de 2017

Un poema de Fernando del Paso


En este enlace pueden oír el poema en la voz de su autor: https://www.youtube.com/watch?v=JpKfQNYpNQ0

XIII

Cuando tú eres el mar, el mar entero,
me bebo tu rubor a bocanadas,
y en las rendijas de tu suave sombra,
deposito semillas de alabastro.
Me detengo en tus pechos que cintilan,
atónitas esponjas empapadas
en la leche de un astro acuchillado,
baluartes de orozuz y piel de ave:
allí busca su cuna la blancura,
allí encuentran las olas la ondulada
limpia tibieza de su epifanía.
Me detengo en tus pechos, los sorprende
mi boca ultramarina, boca encinta
de tus besos y adioses, de tu cuello,
de tu aliento huracán de claridades
y tu saliva, surtidor de ángeles.
Cuando tú eres el mar, el mar a solas,
mar contenido en redes de palabras,
te navego sin velas y sin remos,
sin timones, sin proas y sin quillas:
mi cuerpo es una barca, una piragua,
mi sexo un relámpago del alba,
bogan mis manos con su propio viento,
y viento en popa te penetro y entro
en tu carne de tierno lapislázuli,
en tu bullicio de diamantes líquidos,
antesala de alcobas milenarias,
y de insepultas dársenas umbrías.
Cuando tú eres el mar, yo te navego
en el ámbito verde de las olas.
Cuando tú eres el mar, yo que soy cielo
te cubro de arrobadas humedades,
y mi lengua que es brújula de seda
se zambulle en el norte de tus labios,
y en el sur de tu vientre se aposenta
con el fervor de un ave deslumbrada.
Cuando yo soy el mar, el mar sediento,
yo viajo a las honduras del silencio
y me topo con hálitos ardientes
que revientan de amores y de olvidos.
Cuando yo soy el mar, yo soy la hiedra
con lentitud de áspid, que te abrasa,
soy festín de alborozos, soy los astros
de cobre y los calvarios rumorosos
donde la disipada tarde prende
a tus mejillas frutos fulgurantes
de un aura de estanques matinales.