sábado, 19 de junio de 2010

ESPERANDO CON GODOT

Mabel Rehnfeldt
Departamento de Investigación Creativa
Diario ABC Color

Hoy, 19 de junio, se cumplen exactamente dos meses de aquella calumnia de ribetes wagnerianos de la que me hiciste objeto, Mabel Rehnfeldt. Dos meses y todavía estoy aguardando una disculpa pública de tu parte. De los otros dos nada espero, de la Nancy Espínola ni del Higinio Ruiz Díaz, son plumas absolutamente menores de la antología y lo saben, su legado al mundo no será más que un montón de huesos corroídos. Algo, sin embargo, me dice que de vos puedo esperar mayor altura, Mabel Rehnfeldt.

Cometiste un error gigantesco y lo sabés muy bien. Me endilgaste la autoría del dossier de una campaña para desacreditar al diario que te emplea (como si eso hiciera realmente falta), me acusaste de pedir dinero al Presidente para imprimir unas camisetas con la leyenda -demasiado suave, dicho sea de paso- ABC Miente. No chequeaste la fuente, ejerciste un periodismo irresponsable, equivocadamente empantanaste mi nombre con tu paranoia conspiraticia. Tiraste la piedra y escondiste la mano, Mabel Rehnfeldt.

Mas yo creo que una disculpa puede enmendar el pasado. Así que aquí, con Godot -que llegó retrasado pero llegó- estamos sentados y a la espera de que el olmo de, por fin, peras.

viernes, 18 de junio de 2010

SIEMPRE NOS QUEDARÁ JOSÉ

En los alrededores del año 2000 leí en Internet la reseña de una novela que planteaba una reelaboración del mito platónico de la caverna. El autor era un portugués cuyo nombre –en ese entonces– me resultaba desconocido por completo. Consulté mi motor de búsqueda favorito y me enteré de otros títulos de sus obras e inmediatamente compré tres de sus libros en una imitación brasileña de Amazon.com.

Una semana después, al llegar a casa, el paquete de libros me aguardaba en la sala. Gratísima visita. No he olvidado los títulos: A Caverna, O Evangelho Segundo Jesus Cristo y A jangada de pedra. Todo en portugués. Recuerdo haber empezado por O Evangelho…, supe que había sido tachado de blasfemo por diversos sectores de la iglesia católica y eso siempre atrae. El libro iniciaba con un grabado de Alberto Durero y lo acompañaba una minuciosa descripción que era inevitable calificar de magistral. Leí la novela hasta convencerme de que mi posesión de la lengua de Camoens simplemente no era suficiente para encarar literatura y menos aún literatura de 24 quilates como la que tenía en frente.

El autor en cuestión era, por supuesto, José Saramago. Años después conseguí las versiones en español de casi todos sus libros y me sumergí en sus páginas. Los argumentos de sus novelas rozan lo inverosímil, pero la elegante prosa y el acabado oficio del portugués logran siempre revestirlo todo de una granítica credibilidad. Su estilo es inconfundible: oraciones de gran longitud, puntuación escasa y diálogos no explícitamente señalados.

Hoy, este magnífico escritor se encontró con la segunda fecha de su epitafio: quiero decir que se murió. Portugal ha perdido a su único Nobel de Literatura y sus ávidos lectores nos hemos quedado viudos de las novelas que ya no podrá escribir. Pero la suya es una literatura que permanecerá, porque es la literatura de un gigante. Sólo resta desear que su alma descanse en paz. Porque su obra y ahora él mismo forman ya parte de ese inquietante misterio que es la eternidad.

jueves, 10 de junio de 2010

EN SUS VISIONES UN FACTOR COMÚN

Han coincidido. Pasa muy raramente, pero lo han hecho. Casandra, Tiresias y Calcas. Todos ellos me han dicho que Martino es un técnico extremadamente inteligente y que éste será el mundial más glorioso para la Albirroja, que llegará a instancias que le son todavía desconocidas. Por eso, sólo por eso, acomodo en mi maleta la asmática vuvuzela comprada en CDE, empaco la Canon G11, guardo en el bolsillo el pasaporte y alegremente salgo para Cape Town. Once in a lifetime! Vamos Albirroja!