sábado, 5 de febrero de 2011

Novela sobre la Guerra del Chaco

Guadí Calvo, autor de una gran novela


Ser argentino y proponerse escribir una novela sobre la Guerra del Chaco puede ser muchas cosas, pero es, por sobre todo, un desafío de una envergadura casi inabarcable. Uno partiría en la carrera con notable desventaja en lo que a informaciones se refiere, al no reconocerse bajo la bandera de ninguno de los beligerantes. Pero de ese desafío concreto, sale airoso Guadí Calvo, lúcido autor de La Guerra de la sed, publicada en el año 2.009 por la editorial Punto de Encuentro.

La obra se ubica en las postrimerías del conflicto que tanta sangre mediterránea dio de beber a la aridez de los territorios chaqueños. Dentro de un bien calculado andamiaje se mueve la prosa, ágil, y en su dosificado lirismo colorea, describe, pinta con firmes trazos los sucesos y nos permite con facilidad ver lo que se narra: todo es muy visual, altamente cinematográfico. Se puede intuir que estas páginas están sustentadas por una prolongada y, paralelamente, profunda investigación. La lente del narrador está muy cerca, casi en plano detalle; no hay temor al riesgo.

Teniendo como telón de fondo a la guerra y su metástasis del horror, los protagonistas vertebrales del libro se empapan de su absurdo y pueden ser contados con los dedos de una mano. El piloto aviador, Teniente Agustín Castillo Irala, derribado por las baterías antiaéreas bolivianas y hecho prisionero poco después. El soldado Lucio Quispe, de apenas quince años, que sabe sólo a medias por qué se encuentra allí, como testigo de la animalización progresiva de los hombres. Cruel y taimado, el sargento Ávila, con un carácter compatible con el seco teatro de operaciones en el que le toca desenvolverse. Y el Mayor Quiroz, combatiente boliviano que, en la platónica caverna, había logrado darse vuelta, alguien que miró a los ojos a la guerra y que pudo, sólo por un tiempo, sostenerle la mirada (en una anagnórisis con el espanto).

Poseen carne y sangre, no son toscas marionetas, los personajes tienen mucha vida pero también mucha muerte. Imaginativo, muy rico en detalles y en movimiento de escenarios, el libro no deja resquicios para el aburrimiento. Son verdaderamente memorables los diálogos que se dan entre el Tte. Castillo Irala y el Mayor Quiroz. "Estoy pasado de muerte", llegará a afirmar, en algún momento, éste último, desencantado de la guerra y hastiado de su esterilidad panteísta. Alguna peccata minuta hay, briznas de trigo sobre un mar de polvo áureo, errores insignificantes que en nada logran empequeñecer los méritos de esta magnífica novela.

Sería de agradecer que alguna editorial paraguaya la de a conocer aquí. Pero, mientras esperamos por Godot, de http://bit.ly/g1zDrJ es posible bajarse el audio-libro. Sin el menor asomo de duda, puedo afirmar que este libro de Guadí Calvo forma parte de lo mejor que se ha escrito, en clave ficcional, sobre la Guerra del Chaco y "contado entre primeros", como quería un poeta florentino.