viernes, 20 de diciembre de 2013

jueves, 12 de diciembre de 2013

Reseña en "Mil inviernos"

El sitio colombiano de literatura publicó una reseña sobre mi "Manual de esgrima para elefantes". La misma puede ser leída aquí.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Premio "Roque Gaona"

El jurado del Premio "Roque Gaona" 2013 ha tenido la generosidad de otorgar una mención de honor a mi último libro de cuentos. ¡Mis felicitaciones a Irina y a los otros premiados!


martes, 26 de noviembre de 2013

Galardón

"Pólvora y polvo", la serie de historietas sobre la Guerra del Chaco, donde me cupo el honor de escribir los guiones para Enzo Pertile y Juan Moreno (seguramente los mejores historietistas del país), fue galardonada con el Mono de Oro, un premio al cómic paraguayo. El jurado estuvo compuesto por pioneros del noveno arte en nuestro país.


lunes, 4 de noviembre de 2013

La Cosa que lee

Los españoles de La Cosa que lee, expertos en literatura infantil, han leído Una cama para Mimi y el resultado está aquí.

domingo, 13 de octubre de 2013

Sobre el guion de "Sombras en la noche"


Dice Sábato, en un diálogo con Borges: 

"Recuerdo que hace mucho tiempo vi una representación de Macbeth. La traducción era tan mala como los actores y la pintarrajeada escenografía. Pero salí a la calle deshecho de pasión trágica. Shakespeare había logrado vencer a su traductor".

Lo mismo sucede con "Sombras en la noche". Los actores vienen del mundo teatral (se sabe que el teatro es el falso amigo del cine) y la iluminación es pobre, pero pese a todo ello el mensaje llega. Y lo hace gracias a los espléndidos guiones donde brillan la imaginación y el talento narrativo de Hernán Jaeggi. El guionista logró vencer a las carencias de producción.

martes, 8 de octubre de 2013

Pesca

Como cazarecompensas y consuetudinario atropellador de géneros, escribí un anzuelo y participé del Primer Concurso Internacional de Guion "Roa Cinero". He aquí el resultado de la pesca :-P



miércoles, 25 de septiembre de 2013

Una cama para Mimi



Se han agotado los 5.000 ejemplares de Una cama para Mimi que se regalan con cada cajita mágica, por lo que Burger King ha solicitado otros 5.000. Son 10.000 ejemplares en menos de una semana. ¡Yuuupiii!

En VientoFuerte.com

Una reseña del "Manual de esgrima para elefantes", escrita por Damián Cabrera para VientoFuerte.

Arandurã presentó Manual de esgrima para elefantesdel escritor Javier Viveros. Aquí una reseña de este libro que explora el continente africano al margen del estereotipo.

En la primera imagen está la postal. El espacio extraño aparece velado por imágenes de un paisaje aplastante. El África salvaje, inabarcable. La fauna, y los sangrientos conflictos armados, la hambruna y el SIDA. Toda la atmósfera catastrófica embebida en marrón y verde, en negro y azul. La imagen previa de una población en apariencia homogénea, o cuya heterogeneidad residiría en sutiles, y aun así trágicas, diferencias religiosas e ideológicas.

África tiene algo de eso, seguramente, como también lo debe tener Latinoamérica. Pero lo que la mirada de Occidente ha clausurado –con el filtro, por ejemplo, de la National Geographic o los informes de la UNICEF– es la forma recortada por los estereotipos. Porque África no es una sola.

Es lo que se lee en el libro de Javier Viveros, recientemente editado por Arandurã. Ahí se entrevén los paisajes y los conflictos a los que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación con sus fragmentarios flashes informativos; pero la imagen impecable en HD de los periodistas viajeros es sometida a una torsión que nos arroja un África distinta, y, de súbito, más cercana.

En los trece cuentos que componen el libro persiste una mirada exógena, pero la pretensión etnográfica se diluye. El tono aséptico de las voces en off de los documentales sobre África con los que hemos crecido es desplazado por uno más conocido: el de los paraguayos que viajan a este continente a trabajar para algunas de las cientos de multinacionales que hoy dominan el paisaje africano. Estos narradores paraguayos son los principales, pero por ahí tenemos el irrepetible lunfardo de un porteño enviado de vacaciones, la voz de un militante estadounidense en una radio comunitaria, la mala conciencia de un Hutu en medio de la tormenta de balas y machetes, o los twits, posteos de Facebook o mails de un empleado estadounidense. Son los otros lugares, esas instancias desautorizadas desde las cuales no nos es usual escuchar nombrar ese continente envuelto en un halo de magia amenazante.

Estas multinacionales que se cuentan en el libro tienen injerencias directas e indirectas tanto en disputas entre etnias y facciones políticas así como en los acuerdos para la tolerancia que podrían ser aún más intolerantes. La presentación del libro se realizó el viernes 13 de setiembre en la Biblioteca Nacional. Javier Viveros nos comenta: en las oficinas de las compañías telefónicas, los Tutsi se ven obligados a compartir oficina con los Hutu: una mampara separa a un padre de quien asesinara a su hijo a machetazos. “Cuando los elefantes pelean es la hierba la que sufre”, sentencia uno de sus personajes; y si los elefantes son las multinacionales, las tensiones subterráneas tienen crispados a muchos civiles que acallan su rencor, doblegan su tristeza. Ese es el verdadero trabajo.

Junto al África salvaje hay un África de las oportunidades comerciales. Las disputas de los grandes capitales por el monopolio de la explotación del coltán (columbita tantalita), ese mineral que ha permitido el desarrollo de las pantallas táctiles de nuestros smartphones, han provocado muertes y han servido para financiar regímenes políticos y milicias de diversas facciones.

El libro de Viveros nos arroja un África urbana, y sus contornos. Los nietos de los Stroessner africanos juegan tenis en clubes exclusivos y excluyentes; con sueldos exiguos las familias celebran suntuosos funerales, o pagan  tanto a brujos como los servicios que la tecnología de Occidente ha traído. El África postcolonial de los cuentos de Viveros es también la de los emigrantes que buscan salir a cualquier costo, incluso el de sus propias vidas, de sus respectivos países, para probar suerte en Europa. Nada que podamos llamar muy exótico.

Qué más alteridad que la del continente africano; pero recortado por los estereotipos, se nos devuelve el mismo procedimiento con el que se representa Latinoamérica. En el texto, no todos estos estereotipos se desmontan, pero las historias, y sobre todo sus narradores, actúan como traductores culturales. La representación está traducida.

Uno de mis cuentos favoritos es Ruándicas: En las radios suena la emisión de RTLM que enciende el odio de los Hutu hacia los Tutsi. El periodista de National Geographic reconoce en esa antena de radio los mismos artefactos de violencia que en los medios corporativos de Occidente, pero duda. Hakizimana duda, pero ha sido empujado a una situación límite: No quiere matar, pero no hacerlo implica el deshonor, y quizás la muerte. Fiete recuerda que una matanza de perros sucedió a la masacre humana en Kigali; ama a su perro, pero hay en la mirada de su mascota algo que oscila entre la mirada del amigo y la del enemigo. El líder político no duda, pero, ¿no es la culpa una forma de duda? Su reconocimiento y prestigio internacional, los seminarios y congresos, los hoteles, no pueden con aquello que no se ve, con aquello que es multitud y es pasado. Y reclamo y tristeza. Y absoluto.

martes, 17 de septiembre de 2013

Acercamiento a lo desconocido

Iniciar un cuento, un poema, o bien, un libro, es a la vez emprender un viaje. Por más que se tenga una idea pre-elaborada de a dónde se quiere llegar, es una puerta que se abre hacia el mar de lo desconocido. Y Javier Viveros sabe de esto.
Narrador nato, escritor de cuanto género se le cruce en el camino (poesía, cuentos, cómics y letras de canciones, por citar algunos), Viveros no le ha rehuido a esa puerta abierta con invitación al mar, o a la exploración de los cielos que hagan techo a su estadía circunstancial en cualquier parte del mundo. Pero no solo eso, sino que Javier se ha atrevido a contarnos los mundos que habitan en la tierra, mundos en los que fue buceando con interés e imaginación para relatarnos luego algunos de los misterios encontrados en ellos, con sus personajes y sus posibilidades, con sus fantasías y sus sorpresas.
El libro que presentamos hoy es una prueba de ello. Escritos entre el 2008 y el 2010 durante su estadía por varios países del continente africano, los trece cuentos de Manual de esgrima para elefantes nos acercan un poco de la historia, las creencias, las prácticas y las costumbres de un continente lejano y mágico, por lo distante y desconocido; como sufrido y cercano también lo es, por los colmillos y las acechanzas clavados en su tierra.
Así, nos encontraremos con detalles fascinantes del mundo mágico de las creencias en los cuentos “Déjà vu(dú)”, “Sepultando a Kweku Mensah”, “Fantasmas”, los que nos acercarán al misterio eficiente de la fe ante lo inexplicable, e incluso inentendible, para la razón occidental.
Los cuentos “La lista”, “París-Dakar”, “Passing shot”, y “Al jefe algo le pasa” describen ciertas características de las sociedades africanas, y permiten encontrar semejanzas y diferencias con nuestra realidad, sobre todo desde las distintas formas de marginalidad que se desarrollan en las mismas; mientras que “Putas rusas” y “Primera semana” dan el toque de hilaridad a la densidad conjunta de las realidades descritas.
Pero es en los cuentos “Ruándicas”, y en especial “Un pecado capital” en los que Viveros logra el acercamiento más profundo a la historia reciente africana, y nos acerca a ella como una cortina de agua que se deja ver traslúcida. El primero (“Ruándicas”) es un relato descarnado del Genocidio de Ruanda ocurrido en 1994, cuando el gobierno y las fuerzas hutus (hegemónicas en el poder por aquel entonces) realizaron un intento de exterminio de la minoría tutsi, asesinando a unos 800mil de estos, según los números que se estiman. Por su parte, “Un pecado capital” no es solo un gran cuento donde el hilo narrativo no se afloja ni un solo instante, sino que es, a su vez, un alegato en contra de las “alianzas políticas” que realizan los gobiernos del tercer mundo con las grandes empresas multinacionales.
En este último relato, una misteriosa voz irrumpe en el dial de una radio local y ofrece una clave para entender la peligrosidad y el sin sentido de las patrañas del poder y sus ostentadores. “No importa mucho quién soy –dice la voz-. Lo que realmente interesa es que tengo un mensaje para todos ustedes”, y comienza entonces un atrapante relato sobre la desgracia que significa para la República Democrática del Congo el contar en su territorio con el 80% de las reservas de un mineral indispensable para la carrera tecnológica de esta era: el coltán.
Esta voz anónima –convertida en personaje innominable de este fabuloso cuento- denuncia igualmente la guerra entre naciones africanas, con sus grupos rebeldes armados, ejércitos regulares y milicias, surgidas para lograr el dominio de los territorios en los que se encuentran los yacimientos del coltán, y apoderarse de la extracción y el tráfico del conocido “oro azul” para su comercialización. En todo esto, un acaudalado empresario devenido a político, se candidata a gobernador del estado de Rhode Island, y es el preferido de todas las encuestas.

“Pasaron los años y Timothy Kingston se convirtió en uno de los hombres más acaudalados de Estados Unidos. Su fotografía en la portada de Forbes. Abrió numerosas empresas, diversificó los rubros de su inversión. Su dinero produjo más dinero. Yo sabía que su origen era el tráfico de coltán. Dinero manchado con el dolor de tantos congoleses. Pero a nadie voy a engañar, no es por esa gente que me preocupo sino por nosotros. El que se hizo rico explotando a pobres africanos quiere ahora ser gobernador de Rhode Island, es con ese dinero sucio que quiere comprar el camino a la gobernación de nuestro estado. Conviene que sepan estas cosas acerca de la persona que nos ofrece el Partido Republicano, se podrán imaginar lo que nos espera si un individuo así llega al poder. De la gobernación a la presidencia.”

¿Suena conocido esto? ¿Es relato fiel la ficción, o la historia indefectiblemente se filtra por todas las rendijas de la literatura?
Para recorrer estos cuentos quizás necesitemos un poco de todas estas cosas: de relato, de fidelidad, de ficción, de la historia, de lo indefectible, de los filtros, de las rendijas y, sobre todo, de la literatura. Pero no es eso lo que importa en la totalidad del libro.
Lo importante, creo, son las puertas entreabiertas que aparecen repentinas al costado del camino, y su invitación a bucear por territorios desconocidos.
Pero también importan los espejos que nos muestran las semejanzas y las diferencias con las realidades de otros sitios. Y en este punto, Manual de esgrima para elefantes es una incorporación de lujo a la cada vez más extensa (e intensa) colección de narrativa paraguaya contemporánea, y un pico muy alto en la escalada ascendente de la obra de Javier Viveros.
Les invito entonces a emprender el viaje que ofrece la lectura de este Manual… Tal vez nos encontremos en lo desconocido, o veamos los reflejos que guarda el futuro en un relámpago como déjà vu, o en una voz que simplemente nos cuente el mensaje que tiene para contar.
Muchas gracias.

Asunción, 13 de setiembre de 2013

Este es el texto que leyó el poeta Eulo García el día de la presentación del "Manual de esgrima para elefantes".

domingo, 15 de septiembre de 2013

Compra online del "Manual de esgrima"


La siguiente es una lista de librerías y tiendas que realizan envíos, permitiendo la adquisición online de mi último libro de cuentos, el "Manual de esgrima para elefantes", from wherever you are.

AMÉRICA
Librería Norte
Librería Santa Fe
Boutique del libro
Librería Hernández
Cassasa y Lorenzo libreros
Paradigma Libros

EUROPA
Casa del libro
Unilibro
Librería Oriental
MuchosLibros.com
Librerías Proteo y Prometeo
Librería Luces
Librería Rayuela
Bertrand Livreiros
Universia

TERCER PLANETA
Amazon (para Kindle)

martes, 10 de septiembre de 2013

Gacetilla recibida ;)


El próximo viernes 13 de septiembre, a las 19.30 hs, en la Biblioteca Nacional (Avda. de La Residenta casi Perú), la Editorial ARANDURA lanzará Manual de esgrima para elefantes, el nuevo libro de cuentos del escritor Javier Viveros. La presentación estará a cargo del poeta Eulo García.

El autor publicó anteriormente los libros de cuentos La luz marchita (2005), Ingenierías del Insomnio (2007) y Urbano, demasiado urbano (2009), así como también varios poemarios y un libro de nuevas frases folklóricas: Ñe’ënga jarýi

Manual de esgrima para elefantes, que ha sido también publicado en Argentina y España, contiene trece cuentos localizados temáticamente en África, continente donde el autor vivió unos años y que ha vertebrado los relatos del libro.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Pólvora y polvo

En agosto pasado salió el último episodio de "Pólvora y polvo", la serie de historietas sobre la Guerra del Chaco. En ese proyecto me cupo escribir los guiones para Enzo Pertile y Juan Moreno, los mejores dibujantes de historieta del país. Publicados dominicalmente con el diario Última Hora, cada fascículo trajo un episodio autoconclusivo. Estas son las tapas de los 16:


Pronto se dará a conocer un libro que agrupa todos los episodios, pero a diferencia de las publicaciones del diario, las páginas serán solo en blanco y negro. La colección a color todavía puede conseguirse llamando al Dpto. de Ventas del diario Última Hora: 021 496 261/8.

miércoles, 10 de julio de 2013

Última semana

Hasta este lunes 15 de julio podrán inscribir sus cuentos los interesados en participar del concurso Premio Itaú Cuento Digital.

El concurso de cuentos organizado por las Fundaciones Itaú de Paraguay, Argentina y Uruguay en conjunto con el Grupo Alejandría, ha logrado una buena repercusión superando las expectativas de participación a nivel local y también alcanzando muy buena participación en los demás países.

Con este premio se busca generar un espacio para que nuestros compatriotas, especialmente a los jóvenes, tengan  la oportunidad de competir, demostrar sus valores y figurar en una antología regional, a través del uso adecuado de la tecnología”,.

Los participantes pueden inscribirse en las categorías Sub 17, Escritores (18 a 40 años), Clientes Itaú (de 14 años en adelante sin límite de edad) y Colaboradores de Itaú. Los cuentos pueden ser cargados a través de http://www.premioitau.org, deberán tener una extensión máxima de 8.000 caracteres con espacios y con un peso máximo de 10 MB. Podrán ser individuales o de creación colectiva; el tema a desarrollar es libre y el cuento debe ser inédito.

A partir de agosto los cuentos serán evaluados por un Comité de Lectura compuesto por escritores de Paraguay, Argentina y Uruguay. Representando a nuestro país, trabajarán en esta preselección los escritores Mónica Bustos y Javier Viveros. La selección final estará a cargo del jurado, del cual participa el escritor paraguayo José Perez Reyes junto con Silvia Hopenhayn, Andrés Neuman y Claudia Piñeiro por Argentina y Gustavo Espinosa por Uruguay.

Premios

Categoría Escritores de 18 a 40 años:

* Primer premio (Gs.5.000.000), segundo premio (Gs. 2.500.000) y tercer premio (Gs. 1.500.000).
* Publicación de la obra en una antología digital.

Categorías Sub 17, Clientes y Colaboradores de Itaú:
* Publicación de la obra en una Antología digital.
* Una tablet.

Para consultas sobre el concurso está disponible la siguiente dirección de correo electrónico: sustentabilidad@itau.com.py.

Invitación


miércoles, 3 de julio de 2013

Petit interview

En este enlace está la pequeña entrevista que me hicieron los de la revista brasileña "Musa rara".

martes, 18 de junio de 2013

La ventana abierta


-Mi tía bajará enseguida, señor Nuttel -dijo con mucho aplomo una señorita de quince años-; mientras tanto debe hacer lo posible por soportarme.

Framton Nuttel se esforzó por decir algo que halagara debidamente a la sobrina sin dejar de tomar debidamente en cuenta a la tía que estaba por llegar. Dudó más que nunca que esta serie de visitas formales a personas totalmente desconocidas fueran de alguna utilidad para la cura de reposo que se había propuesto.

-Sé lo que ocurrirá -le había dicho su hermana cuando se disponía a emigrar a este retiro rural-: te encerrarás no bien llegues y no hablarás con nadie y tus nervios estarán peor que nunca debido a la depresión. Por eso te daré cartas de presentación para todas las personas que conocí allá. Algunas, por lo que recuerdo, eran bastante simpáticas.

Framton se preguntó si la señora Sappleton, la dama a quien había entregado una de las cartas de presentación, podía ser clasificada entre las simpáticas.

-¿Conoce a muchas personas aquí? -preguntó la sobrina, cuando consideró que ya había habido entre ellos suficiente comunicación silenciosa.

-Casi nadie -dijo Framton-. Mi hermana estuvo aquí, en la rectoría, hace unos cuatro años, y me dio cartas de presentación para algunas personas del lugar.

Hizo esta última declaración en un tono que denotaba claramente un sentimiento de pesar.

-Entonces no sabe prácticamente nada acerca de mi tía -prosiguió la aplomada señorita.

-Sólo su nombre y su dirección -admitió el visitante. Se preguntaba si la señora Sappleton estaría casada o sería viuda. Algo indefinido en el ambiente sugería la presencia masculina.

-Su gran tragedia ocurrió hace tres años -dijo la niña-; es decir, después que se fue su hermana.

-¿Su tragedia? -preguntó Framton; en esta apacible campiña las tragedias parecían algo fuera de lugar.

-Usted se preguntará por qué dejamos esa ventana abierta de par en par en una tarde de octubre -dijo la sobrina señalando una gran ventana que daba al jardín.

-Hace bastante calor para esta época del año -dijo Framton- pero ¿qué relación tiene esa ventana con la tragedia?

-Por esa ventana, hace exactamente tres años, su marido y sus dos hermanos menores salieron a cazar por el día. Nunca regresaron. Al atravesar el páramo para llegar al terreno donde solían cazar quedaron atrapados en una ciénaga traicionera. Ocurrió durante ese verano terriblemente lluvioso, sabe, y los terrenos que antes eran firmes de pronto cedían sin que hubiera manera de preverlo. Nunca encontraron sus cuerpos. Eso fue lo peor de todo.

A esta altura del relato la voz de la niña perdió ese tono seguro y se volvió vacilantemente humana.

-Mi pobre tía sigue creyendo que volverán algún día, ellos y el pequeño spaniel que los acompañaba, y que entrarán por la ventana como solían hacerlo. Por tal razón la ventana queda abierta hasta que ya es de noche. Mi pobre y querida tía, cuántas veces me habrá contado cómo salieron, su marido con el impermeable blanco en el brazo, y Ronnie, su hermano menor, cantando como de costumbre "¿Bertie, por qué saltas?", porque sabía que esa canción la irritaba especialmente. Sabe usted, a veces, en tardes tranquilas como las de hoy, tengo la sensación de que todos ellos volverán a entrar por la ventana...

La niña se estremeció. Fue un alivio para Framton cuando la tía irrumpió en el cuarto pidiendo mil disculpas por haberlo hecho esperar tanto.

-Espero que Vera haya sabido entretenerlo -dijo.

-Me ha contado cosas muy interesantes -respondió Framton.

-Espero que no le moleste la ventana abierta -dijo la señora Sappleton con animación-; mi marido y mis hermanos están cazando y volverán aquí directamente, y siempre suelen entrar por la ventana. No quiero pensar en el estado en que dejarán mis pobres alfombras después de haber andado cazando por la ciénaga. Tan típico de ustedes los hombres ¿no es verdad?

Siguió parloteando alegremente acerca de la caza y de que ya no abundan las aves, y acerca de las perspectivas que había de cazar patos en invierno. Para Framton, todo eso resultaba sencillamente horrible. Hizo un esfuerzo desesperado, pero sólo a medias exitoso, de desviar la conversación a un tema menos repulsivo; se daba cuenta de que su anfitriona no le otorgaba su entera atención, y su mirada se extraviaba constantemente en dirección a la ventana abierta y al jardín. Era por cierto una infortunada coincidencia venir de visita el día del trágico aniversario.

-Los médicos han estado de acuerdo en ordenarme completo reposo. Me han prohibido toda clase de agitación mental y de ejercicios físicos violentos -anunció Framton, que abrigaba la ilusión bastante difundida de suponer que personas totalmente desconocidas y relaciones casuales estaban ávidas de conocer los más íntimos detalles de nuestras dolencias y enfermedades, su causa y su remedio-. Con respecto a la dieta no se ponen de acuerdo.

-¿No? -dijo la señora Sappleton ahogando un bostezo a último momento. Súbitamente su expresión revelaba la atención más viva... pero no estaba dirigida a lo que Framton estaba diciendo.

-¡Por fin llegan! -exclamó-. Justo a tiempo para el té, y parece que se hubieran embarrado hasta los ojos, ¿no es verdad?

Framton se estremeció levemente y se volvió hacia la sobrina con una mirada que intentaba comunicar su compasiva comprensión. La niña tenía puesta la mirada en la ventana abierta y sus ojos brillaban de horror. Presa de un terror desconocido que helaba sus venas, Framton se volvió en su asiento y miró en la misma dirección.

En el oscuro crepúsculo tres figuras atravesaban el jardín y avanzaban hacia la ventana; cada una llevaba bajo el brazo una escopeta y una de ellas soportaba la carga adicional de un abrigo blanco puesto sobre los hombros. Los seguía un fatigado spaniel de color pardo. Silenciosamente se acercaron a la casa, y luego se oyó una voz joven y ronca que cantaba: "¿Dime, Bertie, por qué saltas?"

Framton agarró deprisa su bastón y su sombrero; la puerta de entrada, el sendero de grava y el portón, fueron etapas apenas percibidas de su intempestiva retirada. Un ciclista que iba por el camino tuvo que hacerse a un lado para evitar un choque inminente.

-Aquí estamos, querida -dijo el portador del impermeable blanco entrando por la ventana-: bastante embarrados, pero casi secos. ¿Quién era ese hombre que salió de golpe no bien aparecimos?

-Un hombre rarísimo, un tal señor Nuttel -dijo la señora Sappleton-; no hablaba de otra cosa que de sus enfermedades, y se fue disparado sin despedirse ni pedir disculpas al llegar ustedes. Cualquiera diría que había visto un fantasma.

-Supongo que ha sido a causa del spaniel -dijo tranquilamente la sobrina-; me contó que los perros le producen horror. Una vez lo persiguió una jauría de perros parias hasta un cementerio cerca del Ganges, y tuvo que pasar la noche en una tumba recién cavada, con esas bestias que gruñían y mostraban los colmillos y echaban espuma encima de él. Así cualquiera se vuelve pusilánime.

La fantasía sin previo aviso era su especialidad.

Saki

miércoles, 22 de mayo de 2013

Premio Itaú de Cuento Digital

En una Reunión de Prensa que se realizó el martes 21 de mayo, en el Espacio Cultural Itaú Arlequín se dieron a conocer detalles de la presentación en Paraguay del "Premio Itaú Cuento Digital 2013". Se trata de un concurso de cuentos en formato digital, organizado por las fundaciones Itaú de Paraguay, Argentina y Uruguay y el Grupo Alejandría, del que pueden participar jóvenes escritores y aficionados y clientes en general del banco Itaú. 

Los detalles fueron dados a conocer en la reunión informativa por Patricia Torrents, directora de la Fundación Itaú Paraguay. Estuvieron también presentes José Pérez Reyes, miembro del Jurado Regional por Paraguay; y Mónica Bustos y Javier Viveros, miembros del Comité de Lectura en Paraguay.

Esta es la primera acción regional realizada en conjunto por las Fundaciones de Argentina, Paraguay y Uruguay las cuales buscan generar espacios que promuevan la cultura, y brinde oportunidades a sus protagonistas.

"El arte transforma las personas, por eso apostamos a generar este nuevo espacio dando a nuestros compatriotas, especialmente a los jóvenes, la oportunidad de competir, demostrar sus valores y figurar en una antología regional, a través del uso adecuado de la tecnología", dijo Torrents. 

Por su parte los miembros del Comité de Lectura y Jurado resaltaron la transparencia en el proceso de selección al participar representantes de otros países en la selección de las piezas, así como también la facilidad de suscripción al poder realizarlo a través de una plataforma web.

Categorías
- Escritores de entre 18 y 40 años.
- Sub 17, para escritores de entre 14 y 17 años. 
- Clientes de banco Itaú, sin distinción de edad.

Plazos y condiciones
Las obras podrán ser presentadas hasta el lunes 15 de julio de 2013. Ellas deberán tener una extensión máxima de 8.000 caracteres con espacios y deberán ser cargadas en www.premioitau.org. Pueden incluir, a decisión del autor, hipervínculos, imágenes, sonidos, videos y otros recursos, siempre privilegiando la calidad del relato. 

Un comité de lectura, de reconocida trayectoria, seleccionará las obras a ser evaluadas por el jurado, el cual está integrado, aparte del paraguayo Pérez Reyes, por Silvia Hopenhayn, Andrés Neuman y Claudia Piñeiro (Argentina) y Gustavo Espinosa (Uruguay). Los textos ganadores serán anunciados en noviembre del corriente año.

Premios 
Categoría Escritores de 18 a 40 años: 
-Primer premio (G.5.000.000), segundo premio (G. 2.500.000) y tercer premio (G. 1.500.000).
-Publicación en la Antología digital de la obra de los 3 ganadores y de hasta 9 obras 
       adicionales, seleccionadas por el jurado.
Categorías Sub 17 (14 a 17 años) y Clientes:
-Publicación en la Antología digital -6 en categoría Sub 17, y hasta 3 en Clientes-.

Cada uno de los autores publicados recibirá una Tablet PC, excepto los tres premiados.
Más información se puede obtener en el sitio  www.premioitau.org.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Metamorfosis


La ventana empañada
de un auto que amanece en el invierno.

Escribo allí tu nombre
y ya no es solo un auto entre los autos.

martes, 26 de marzo de 2013

Otra reseña del Manual de Esgrima

He aquí el texto del comentario de Eulo García acerca de mi último libro de cuentos; el texto fue publicado por el suplemento Correo Semanal del diario Última Hora.



Kotoka, aeropuerto de la ciudad de Accra, capital de la República de Ghana, en la punta oeste del continente africano. Hasta allí llega el personaje paraguayo, un auditor externo de una poderosa empresa europea de televisión, a fin de realizar uno de los trabajos acostumbrados: visitar sucursales de la compañía y realizar una auditoría informática y contable ordenada por la central, debido a rumores de fraudes contra la empresa. Trabajo para nada simpático, pero obligación al fin. En Kotoka espera Mawusi, quien será el chófer local del auditor paraguayo, y le contará detalles incomprensibles, para el auditor, sobre la tribu ewe, y ciertas prácticas mágicas normales para su cultura. Mawusi será, a su vez, el primer Virgilio que nos llevará a recorrer los jardines y los desiertos lejanos, de una cultura tan rica como lejana para quienes conocemos África sólo por mapas y noticias desesperanzadoras para la humanidad.

Diferencias y semejanzas
Mawusi es un personaje de “Déjà Vu(Dú)”, el primer cuento del libro Manual de esgrima para elefantes, del narrador paraguayo Javier Viveros (Asunción, 1977) que tiene la particularidad de haber sido publicado a fines del año pasado por dos editoriales extranjeras: Ediciones Encendidas, de Argentina; y Rubeo, de España.
Particular pero no extraña la publicación de este libro por editoras de otros países. Viveros es un autor prolífico que escogió el cuento como su oficio narrativo. De hecho, Manual de esgrima para elefantes es su tercer libro de cuentos. Anteriormente publicóLa luz marchita (2005); y Urbano, demasiado urbano (2009); a más del título Ingenierías del insomnio (2008), escrito de manera conjunta con su hermana, la escritora Diana Viveros.
Manual de esgrima… reúne trece relatos escritos por Viveros entre los años 2008/10, época en la que vivió en el continente africano y estuvo en contacto con las vivencias y las costumbres propias de la población. Del contacto con el mundo mágico de las creencias surgen los detalles fascinantes de “Déjà Vu(Dú)”, “Sepultando a Kweku Mensah”, “Fantasmas”, que nos acerca el misterio eficiente de la fe ante lo inexplicable, e incluso inentendible, para la razón occidental.
“La lista”, “París-Dakar”, “Passing shot”, y “Al jefe le pasa algo” describen ciertas características de las sociedades africanas, y permiten encontrar semejanzas y diferencias con la nuestra, sobre todo desde las distintas formas de marginalidad que se desarrollan en las mismas. “Putas rusas” y “Primera semana” dan el toque de hilaridad a la densidad conjunta de las realidades descritas. Otros cuentos del volumen son “Riqueza interior” y “Una de Nollywood”.

Historia reciente
Pero es en los cuentos “Ruándicas”, y en especial “Un pecado capital” donde Viveros logra el acercamiento más profundo a la historia reciente africana. El primero es un relato descarnado del Genocidio de Ruanda, en el que el gobierno y las fuerzas hutus (hegemónicas en el poder) realizaron un intento de exterminio de la minoría tutsi, causando cientos de miles de muertos (se habla de ochocientos mil tutsis asesinados en esa ocasión). “Un pecado capital”, por su parte, es no sólo un alegato en contra de las “alianzas políticas” que realizan los gobiernos del tercer mundo con las grandes empresas multinacionales. Meses antes de la elección para gobernador de Rhode Island, una alocución irrumpe en una radio local y alerta a la población sobre los antecedentes de un candidato a gobernador. “No importa mucho quién soy. Lo que realmente interesa es que tengo un mensaje para todos ustedes”, dice la voz, y comienza su relato. La voz habla del coltán, un mineral indispensable para el desarrollo de las nuevas tecnologías, cuyas reservas mayoritarias (calculadas en un 80% de la existencia mundial de este mineral) se hallan bajo suelo de la República Democrática del Congo. Esta voz anónima denuncia a su vez la guerra entre naciones africanas (rebeldes, grupos armados, ejércitos regulares y milicias) surgidas por el dominio de los territorios donde se encuentran estos yacimientos, la extracción y el tráfico del conocido “oro azul” para su comercialización. Bajo esta lucha -sigue denunciando la voz- las milicias invadieron también varios parques nacionales, destruyendo el hábitat y disminuyendo la población de algunas especies protegidas. “El gorila de montaña ha sido ya casi exterminado. Un elefante no dura demasiado ante los agujeros que infiere una moderna ametralladora liviana. Daño colateral”. Pero lo central del relato (y que alerta la voz) es que uno de los candidatos para gobernador de Rhode Island, el preferido en las encuestas, se había enriquecido obscenamente en años anteriores, justamente, mediante el tráfico del coltán. Un cuento directo en cuya calidad narrativa se conjuga historia, política, y acerca de manera sencilla algunos datos básicos sobre la relación de la tecnología con la explotación de  minerales.

Con estos cuentos, Javier Viveros nos acerca así un poco de la historia, las creencias, las prácticas y las costumbres de un continente lejano y mágico, por lo desconocido;  como sufrido y cercano, por los colmillos y las acechanzas clavados en su tierra. El libro se presentará en Asunción en los siguientes meses, mientras tanto puede ser adquirido vía internet en librerías online españolas y en Amazon.

martes, 5 de marzo de 2013

Luque según Burton


Cómo era Luque a los ojos de Sir Richard Burton, en 1869, durante la guerra contra los carroñeros de la Triple Alianza:


"Luque nos pareció el típico poblado que se remonta al tiempo de los jesuitas: un cuadrángulo rodeado por unas cuarenta o cincuenta casas de una sola planta, con anchas galerías o corredores con postes de madera, paredes blanqueadas y techos de tejas rojas. Todas daban, para un mejor servicio de espionaje, sobre el espacio verde al frente. Hacia el este había una humilde capillita y al oeste estaba el gran comercio o bazar de campo.
Elegimos el Hotel de Paz, una especie de barraca, donde por una libra de oro desayunamos decentemente con pan y vin de pays, un guiso de ave y la mejor carne de vaca que hasta el momento habíamos comido en Paraguay".

domingo, 3 de febrero de 2013

Otra reseña de mi último libro


Javier Viveros es un firme puntal de la literatura paraguaya. Aquel joven que conocí personalmente en 2006 ha crecido como autor de una forma yo diría que osada y al galope. Nació en Asunción, en 1977, pero se considera luqueño. Se dedica a la ingeniería informática pero lo suyo es la escritura, la creación. Aunque ha publicado cuatro poemarios hasta la fecha, se desenvuelve mucho mejor en el cuento, en el tramo corto, del que nacieron cuatro libros: La luz marchita, Ingenierías del Insomnio, Urbano, demasiado urbano y Manual de esgrima para elefantes. Ha participado en un volumen de cuentos futbolísticos titulado Punta Karajá, un prodigio dentro de esta temática. En 2012 la editorial de Tokio Hapa-no-kofu dio a conocer una traducción al japonés de su libro de haikus, En una baldosa.
Manual de esgrima para elefantes acaba de publicarse en la Editorial Rubeo de España. Es un libro nacido de la convivencia del autor con África y sus gentes. De esa forma, Viveros atraviesa la geografía que va de Senegal y Ghana hasta Tanzania, pasando por el Congo o Ruanda. Son relatos localizados en África escritos por un paraguayo, lo cual demuestra la universalidad de la literatura paraguaya actual, capaz de dar cuenta de un argumento lejano con la fortaleza del narrador nacional.
Es un libro compacto. El primer relato, “Déjà Vu[dú]”, es uno de los más fantásticos de la obra. Lo más interesante es que este cuento abre una puerta a la magia africana. Es inquietante para el narrador-protagonista y para el lector al mismo tiempo. Aquí el autor está dibujando el “tablero mental” (como él llama a la mentalidad de una persona) de lo que va a venir a continuación: el choque entre las costumbres y el pensamiento autóctono de países africanos con la mentalidad establecida por Occidente.
Los personajes son emigrantes a algún país africano. Del choque de mentalidades suele proceder cada conflicto planteado. Ello se manifiesta también en el lenguaje variopinto y la variedad de registros empleados. El cuento “La lista”, ubicado en Kinshasa, está escrito con un lenguaje colonial latinoamericano, argentino en concreto. La magia de “Sepultando a Kweku Mensah” es vivida por un emigrante paraguayo en Ghana, con ese doble entierro que alcanza tintes grotescos. “Primera semana” combina distintos procedimientos de la escritura de las redes sociales, como Twitter, el correo electrónico o el chat, para describir las experiencias personales del narrador, y al final quedar puesto en evidencia su racismo visceral. Viveros no es ajeno a los problemas recientes de África, como el conflicto de Ruanda, en “Ruándicas”, un cuento con una vigorosa segunda persona para desdoblar el pensamiento del personaje, y el remordimiento ante las matanzas padecidas por los tutsis. Esta variedad formal, la variedad de estilos, le da viveza a la obra, sobre todo por la elegante conjunción entre lenguaje culto y coloquial.
En ocasiones, el espacio africano queda desplazado por la mentalidad occidental. En “Un pecado capital” se denuncia el poder económico del candidato republicano estadounidense, cuyos negocios con el coltán le han aupado a la conquista del poder. La culpabilización es ostensible: existe una raíz económica occidental en muchos conflictos africanos, es lo que nos pretende señalar Viveros para concienciarnos de una realidad que ignoramos por pura desidia. Pero de ello no están exentos los propios poderosos africanos. En “Passing shot” adquieren costumbres ajenas, como el tenis: es patente la incapacidad para progresar en un deporte elitista como este. Pero la clase alta llega a lo cursi en su práctica. Tampoco quedan fuera del libro prácticas habituales en África como la usura, llevada a cabo por el prestamista de origen libanés en “Al jefe algo le pasa”.
La mentalidad mágica heredada de lo indígena africano está presente en la mayor parte de estos relatos. En la historia carcelaria de “Fantasmas” se sitúa en un primer plano el significado de un albino para los tanzanos. Las posibilidades del emigrante frente a esas mentalidades se ven en “Una de Nollywood”, un relato sobre la ilusión y la frustración. Esa misma frustración de quien no logra pisar su tierra prometida es el tema de “París-Dakar”.
Estamos ante un libro de cuentos que no cae en la desigualdad, el principal problema de las obras del género. Son relatos muy uniformes, bien estructurados y con unos contenidos muy interesantes. El exotismo es un ingrediente fundamental, pero más aún el choque de mentalidades perceptible en todo momento, porque la universalidad no se consigue sin la presencia de lo local. Javier Viveros ha construido un parque de historias, partiendo de su experiencia, para decirnos que África también existe.
José Vicente Peiró Barco, crítico y catedrático español, especializado en literatura paraguaya.
Fuente: Suplemento Cultural de ABC.

lunes, 28 de enero de 2013

Nociones de extranjería



El escritor paraguayo Javier Viveros (Asunción, 1977), autor de una notable remesa de libros de relatos y poesía y de guiones de cómic, y editor asimismo de una interesante antología de cuentos sobre fútbol (Punta Karaja), celebra su primera publicación en España con otro libro de relatos, Manual de esgrima para elefantes, en el que da cuenta de sus experiencias en África. De entrada, el volumen nos ofrece una perspectiva distinta del continente: si, habitualmente, la literatura occidental que ha abordado este territorio primigenio se ha mostrado incapaz de sacudirse su complejo colonialista, aquí éste brilla por su ausencia. No pretende Viveros proyectar una determinada imagen de Kenia, Ghana o Ruanda, ni denunciar situaciones injustas, ni exhibir culturas desconocidas, ni siquiera hacer un libro de viajes. Hay, por supuesto, una amplia diversidad de asuntos relacionados con África, desde las explotaciones de coltán hasta los tugurios de Kinshasa en los que se puede bailar, pasando por la hipotética presencia de prostitutas rusas en Ghana, el París-Dakar, la magia negra y los fantasmas, los aeropuertos y el apogeo de Nollywood (la industria cinematográfica nigeriana). Pero la verdadera intención es otra. A través de personajes que parecen trasuntos de sí mismo, Viveros aborda el modo en que la noción de extranjería se refuerza en un continente como África, donde todo se revela ajeno, imposible de alcanzar. Una noción que se repite, por si acaso, en los personajes africanos que viajan a Europa. Del mismo modo, los relatos se articulan en torno a la comunicación, a la posibilidad de estar en casa mediante una ilusión cuando se pisa África, a lo que significan el correo electrónico y Twitter en esta tesitura. El resultado es, más allá del lugar, una representación del ser humano como algo fracturado, fuera de sitio, sabedor de que en un territorio como extraño nada le compete, por más que se empeñe en aprender lo que nunca llegará a dominar, como si los elefantes se iniciaran en la esgrima. A través de un lenguaje coloquial pero bellísimo, que enriquece en todos los cuentos el tono confesional, este Manual es un gran hallazgo que merece ser secundado por otros títulos de su autor en España.

Pablo Bujalance

Fuente: Málaga Hoy

martes, 22 de enero de 2013

Ya en Kindle


Está ya disponible en la tienda de Amazon la versión Kindle de Manual de esgrima para elefantes.
Este es el enlace.

lunes, 21 de enero de 2013

Tapa para Kindle


He aquí la tapa que Charles da Ponte elaboró para mi puñado de cuentos africanos. #mago
Ya en un par de días aparecerá en el portal de Amazon y compartiré el enlace.

domingo, 13 de enero de 2013

PuntaKaraja.zip

A través de este enlace podrán acceder a un archivo comprimido que contiene el libro Punta Karaja, cuentos paraguayos de fútbol, editado por Juan Heilborn y un servidor.

lunes, 7 de enero de 2013

El fútbol como metonimia de la vida

El fútbol ha sido considerado como una antítesis de la actividad intelectual en muchas ocasiones. Recuerdo a algún preboste cultural español que veía partidos del Real Madrid contra el Barcelona escondido, eliminando la voz de su televisor, en una clandestinidad más aguda que la proporcionada por el régimen dictatorial franquista. Esos defensores de lo “progre” nos decían a los más jóvenes que el balompié era el nuevo opio del pueblo, mientras bramaban contra Borges por sus palabras sobre la dictadura argentina, pero alababan sin pudor su frase de que no existía algo más absurdo que un espectáculo con veintidós corriendo detrás de un balón. Borges siempre ha valido tanto para tirio como para troyano. Era pecado ceñirse la banda de intelectual concienciado de la realidad y disfrutar a la vez de un deporte como espectador o practicante. Pecado mortal intelectual en España, menos en Latinoamérica.

Mientras Benedetti, Vargas Llosa o Augusto Roa Bastos nos deleitaban con relatos de chicos jugando al fútbol, algunos críticos renegaban de la novela El delantero centro fue asesinado al atardecer de Manuel Vázquez Montalbán, uno de los pocos autores españoles que no se escondió ante la censura intelectual y declaró ser seguidor del Barcelona, a cuyo estadio acudía con asiduidad, muchas veces con su amigo el cantautor Juan Manuel Serrat.  La mala memoria les pasó factura con el olvido hasta de poetas comunistas que escribieron sobre fútbol, y ahí está la “Oda a Platko” de Rafael Alberti... o que este deporte era alabado por los escritores de la vanguardia antes de la guerra civil española. Incluso estos pontífices de la intelectualidad olvidaron leer las memorias de Albert Camus mientras alababan su existencialismo en La Peste. No recordaban que había sido guardameta de fútbol en Argel y, menos aún, uno de sus pensamientos más pronunciados hoy en día: “todo lo que sé de la vida, lo aprendí gracias al fútbol”.
La imbricación de lo popular en lo culto en  la sociedad actual ha puesto esta relación entre literatura y fútbol en su lugar. También un pensador puede disfrutar durante dos horas en una cancha. No es un estigma.  Hoy en día proliferan los creadores que han escrito ficción alrededor del fútbol, y se admira incluso a los escritores latinoamericanos que lo hicieron, como si hubieran sido redescubiertos a partir de la antología Cuentos de Fútbol de Jorge Valdano, editada en 1995, donde figura el paraguayo Augusto Roa Bastos con el relato “El crack” que analicé debidamente hace muchos años, mientras algunos de sus exégetas no conocían su existencia. Una antología titulada “Un balón envenenado” con poemas futbolísticos ha sido uno de los libros de poesía más vendidos en 2012. Bienvenida sea esta normalidad porque en el fútbol también se vive y se siente, aunque de otra manera más pasional.
Por atención de Javier Viveros, en mis manos ha caído una antología paraguaya de cuentos  futbolísticos: Punta Karaja. Se trata de un trabajo colectivo de autores en general jóvenes que no esconden su afición, o aunque no la compartan, como se aprecia en alguno de ellos, la entienden y la evalúan como una expresión espectacular de la sociedad. Son once autores, el mismo número que forma una alineación de un equipo de fútbol, algunos más conocidos como Javier Viveros o Rolando Duarte, y otros completamente desconocidos. Variedad que demuestra la amplitud del trabajo, encabezado por un sintético y excelente prólogo de Arsenio Ñamandú, “Pitazo inicial”, autor de la obra El Punta Karaja como una de las bellas artes, por el significado del sintagma en la jerga futbolística, el golpe de pelota enérgico y a su vez el jugarse todo a una sola carta para sumergirse en el vértigo. Acertadísimo título para unos relatos donde los autores arriesgan en sus propuestas. Y aunque sea un juego, es muy original el índice de los relatos en forma de disposición táctica en la pizarra de los once ¿jugadores?
 Los relatos reúnen aspectos más humanos que deportivos. Actualizan al ámbito paraguayo la comprensión de la que hablaba Camus. Es singular la inclusión de mujeres, cuando el universo futbolístico siempre se había caracterizado por su masculinismo, por lo que es extraño encontrar autoras en la ficción balompédica. Llama la atención el relato de Milady Giménez titulado “Offside”, donde se contrapone la idea que hemos expresado en los primeros párrafos sobre la conjunción entre arte y fútbol, con el amor como historia de los protagonistas. La músico y el jugador enamorados pero con dificultades para sincronizar sus aficiones, en un relato que defiende la comprensión como alma de la compenetración entre personas. También es atractivo el relato de Jazmín Rodríguez, “Mi camiseta número 7”, como indagación curiosa en las razones por las que personas tranquilas y sensatas se muestran una pasión extrema al asistir a un partido de fútbol de su equipo, con una escritura en tono ensayístico y racional, lo que contrapone el discurso pausado y medido de la narradora a las acciones dinámicas de sus familiares aficionados. Este relato  es un prodigio de transmisión de las sensaciones que se perciben en un campo de fútbol por parte de quien escruta lo observado. La autora gana un pulso narrativo complicado a un espectáculo que dice desconocer gracias a su perspicacia analítica.
No son relatos, por tanto, al uso. Demuestran que existe una evolución dinámica y vertiginosa del discurso futbolístico de ficción. Se desprovee de la aureola mítica de antaño, fuera el protagonista un héroe o un antihéroe, para tematizarse por sí mismo como expresión de sentimientos. Aún pervive ese relato de argumento más o menos tradicional sobre el ascenso y caída del héroe, como en “Pájaro Campana” de David Sánchez, un cuento con un dramatismo bien medido.  O la historia del enclenque Norberto en “Terreno de juego” de Damián Cabrera, un modelo de antihéroe que llega a ser héroe y más delante de nuevo antihéroe sometido a un proceso de degradación, lo cual lo convierte en metáfora de la vida. Como el protagonista de “La pifiada” de Nico Granada, un breve cuento donde la anécdota se consume en tragedia. Este modelo donde no existe apenas distancia entre el cielo y el infierno, uno de los más habituales en el relato deportivo,  sigue vivo y generando desde su autotransformación con nuevos frutos apetecibles como los de esta obra.
El relato de Javier Viveros es una excelente crónica, partiendo de un club como el Sportivo Luqueño, de la profesionalización del mundo fútbolístico actual. Y evidentemente, la gerencia como empresa de un club de fútbol conlleva la pérdida de su romanticismo, aunque gane en eficacia estructural y en el control de su administración. Pero todo dependerá de que el azar permita la entrada de un balón entre los tres palos de la portería, por lo que la vida no es solo planificación sino también capricho de la fortuna. Así, este relato pertenecería a un modelo sociodeportivo. Sin embargo, en otros de esta antología el fútbol es un marco únicamente donde se desarrolla una historia, y en este caso disparatada y llena de comicidad heredera del mejor absurdo, como en “Putus Versus” de Humberto Bas; magnifico, largo y sorprendente relato con homosexuales en un universo machista como el futbolístico, donde el autor no se ve superado por su audacia formal y temática en ningún momento. Contrasta el detallismo, a  veces puntillista, de “La jugada del crimen” de Juan Heilborn, con la redención y la solidaridad como características del juego, para lo positivo y lo negativo. Éver Román nos demuestra que el fútbol y sus reglas, por sí mismas, pueden generar argumentos de ficción en “Ángulo”, con una llamativa anécdota de origen y cierre sobre si la pelota traspasó la línea de la portería y fue gol… o no. Lo histórico sigue presente también, como en “Área Chica (o Maldonado gana el título)” de Crescencio Pueblo, con un Cerro Porteño, un Libertad y una selección paraguaya en los mundiales de fútbol presentes. También en “El constructor de silencios” de Rolando Duarte Mussi hallamos el relato introspectivo, autobiográfico, de un futbolista ya fallecido que rememora su pasado: más su vida personal que su periplo deportivo, porque la vida, al y al cabo, es puro deporte.
En épocas donde te obligan a creer en vacantes imprevistas como ejemplos de resolución de conflictos de vidas “normales”, uno se siente halagado por obras que no discurran por tópicos o lugares comunes, donde el erotismo tenga sustancia y poesía y no figure como un objeto más de consumo, y la psicología no vaya dirigida a una infantilización colectiva. Te guste o no el fútbol, le encuentres placer sentimental y a veces racional o no a ese absurdo de veintidós personas corriendo detrás de una pelota, como expresara Borges, encontrarás en Punta Karajá una crónica de sentimientos, de emociones, de pasiones y de vidas que nos permiten reflexionar sobre la condición humana. ¿Ven ustedes cómo siempre queda el consuelo de poder encontrar verdadera literatura entre tanto libro comercial al uso empresarial? Eso está muy bien, pero el crítico debe situar en su justo lugar una obra concreta y hallar nuevos valores en las creaciones que se le presentan.
José Vicente Peiró Barco