Era viernes, 28 de agosto de 2009. Me encontraba en el aeropuerto de la capital de Chad, aguardando mi vuelo para Adís Abeba (Etiopía). Ya había hecho el check-in y había sorteado todos los controles aduaneros y migratorios. Me encontraba en la sala de embarque y debía matar el tiempo hasta que nos avisaran que podíamos abordar el avión (algo que recién sucedería en dos horas). Tenía tiempo como para exportar, por lo que me dispuse a encontrar un lugar donde enchufar mi computador portátil. El área de embarque estaba habitada por largos bancos que agrupaban una decena de sillas plásticas, bien soldadas. Encontré un maltratado tomacorrientes en una de las esquinas, tomé asiento, enchufé el cargador y, arrinconado, me puse a ver un documental sobre La Atlántida.
Pasada una hora, el video finalizó, por lo que cerré la notebook y abrí mi libro de Obras Maestras del Relato Breve (Editorial Océano). El señalador había quedado en el cuento Un descenso dentro del Maelstrom. Me entregué a la lectura del texto de Poe. Pasado un par de minutos percibí sonidos extraños y levanté la cabeza. Frente a mí se había formado un grupo de diez personas ataviadas con túnicas y turbantes, todas ellas estaban postrándose y orando con alta concentración. Por el modo en que estaba colocado, el grupo de orantes cerraba toda posibilidad de escape para mí; yo era la única persona que estaba directamente frente a ellos, a escasos dos metros, y daba la impresión de que era a mí a quien rezaban. La gente que estaba en otras partes de la sala de embarque miraba con curiosidad lo que sucedía. La escena era llamativa: diez personas de turbante y túnica postrándose ante un extranjero que tenía un enorme libro abierto en las rodillas. Me sentí un dios en la zona de embarque.
Lo que pasaba era que rayaba el mediodía, estábamos en el mes del Ramadán y yo, casualmente, estaba dando la espalda a La Meca (los musulmanes deben orar en dirección a ella). Simulando que nada acontecía, seguí leyendo simplemente el relato de Poe, pero no podía concentrarme por el burbujeante fluir de sílabas árabes que llenaba el aire. Me pregunté qué pensaría del Islám el genio de Boston. Un teléfono móvil sonó en el bolsillo de una de las túnicas que oraba. El ringtone era alegre, su ritmo remontaba a bailes sobre la arena del desierto y a camellos con monturas fosforecentes. Llamativo el contraste entre la música movida y la solemnidad de una plegaria. La llamada no fue atendida. Terminé de leer, sin leer, el cuento de Poe. Me parece que iba de remolinos.
Saqué el celular para filmar a los que a mis pies se postraban, pero no tuve el coraje. En realidad, el motivo era que muchos de ellos tenían los ojos abiertos y el instinto de preservación es una gran cosa; no quería tener problemas con la religión y menos con ésa. Paulatinamente, los rezos terminaron y los orantes fueron abandonando el lugar; la cuota de salvación estaba pagada. Cuando quedaba uno sólo, apunté el celular y lo filmé por unos segundos. Era el más rezagado de mis devotos pero oraba con verdadera convicción y es consabido que los últimos serán los primeros. Por de pronto he decidido duplicarle ya nomás su dotación de vírgenes. Se lo ha ganado.
Hola, Javier
ResponderEliminarbuenísimo el relato. El video es un flash, como es muy corto no creo que sea blasfemo.
qué sigas disfrutando del viaje.
Saludos
Etiopía, aithopias, Leuknai, etc., nombres ke alñuden a los blanco, color del dios solar, Apolo, y de sus posesos, los phoiboleptos, ke supongo eran estos ke viste actuar delante de vos, claro modernizada tradición por las burocracias religiosas del momento...
ResponderEliminarpd...falando de dioses y burocracias,Leísste Palacio de los sueños, de ismael kadare?
faltaba decir : "que loca esa parte!!uh uh !!".
ResponderEliminarEl q salió en la filmación le parecía a la foca!.
Saludos.
Jor.
Ikatu hina, Xtino. No, no lo leí al Kadare. Oiko pio?
ResponderEliminarJorge, fue una parte muy loca, demasiado loca :)
Ever, sí, es que no me animé a seguir filmando. Puede ser muy jodido tener problemas con esta religión. Y si no preguntémosle a Salman :D
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