Este es el texto que leyó María Eugenia Ayala en su presentación de mi librito MENSAJEÁMENA:
Lo bueno si breve, dos veces bueno. Una antigua pero muy oportuna frase. Mensajeámena, es sin más, el fiel reflejo de los tiempos en que vivimos. La vorágine del día a día muchas veces nos consume y la lectura de un libro se nos hace verdaderamente complicada, no imposible, solo que en ocasiones, en que el tiempo apremia nos perdemos la oportunidad de disfrutarla. Javier Viveros, nos acerca su poesía sintética, sencilla pero intensa poesía convirtiendo lo virtual y banal de los mensajes de texto en poesía. Una buena elección por cierto.
Es bueno que antes de hablar de poesía dejemos en claro que, así como a lo largo de todo el siglo XX con todos los cambios acontecidos y la revolución que provocaron los medios masivos de comunicación nos queda demostrado que, a pesar del temor que representó cada etapa, cada transición, la radio no acabó con la existencia de los periódicos, la televisión tampoco acabó con la radio, Internet tampoco terminó con la televisión, y en este caso los mensajes de texto de ninguna manera matan el lenguaje ni terminan con otros medios de comunicación que seguirán siempre vigentes, solo que se adaptan y se adhieren a nuevas formas de canalizar ese mismo mensaje. La poesía de Javier rompe el fuego en la mirilla de este interesante debate.
Original y concreto, Javier Viveros que desde sus haikus de “En una baldosa” nos viene acostumbrando al breve pero condensado sabor de su poesía, nos describe la cotidianeidad, la vivencia del día a día en cada menaje, en cada poema. Sus mensajes, adaptados a otra forma de comunicarse, de decir lo que se siente, se ubica lejos de los olivares de Lorca, de las amadas ninfas y princesas de Rubén Darío, de las mujeres de boca roja, de redondos pechos a quienes besaba quitándose el sombrero Pablo Neruda, a decir de Delfina Acosta en sus Versos esenciales. Dejame solo / una llamada perdida / y me hallarás para siempre. Son versos que apenas quince años atrás, sería imposible de imaginar.
Si estoy contigo / la eternidad se extiende / aún un poco más. Javier pudo resumir aún más estas bellas expresiones, suprimiendo doce letras o caracteres, si hablamos con propiedad en el terreno de las nuevas tecnologías. Su vivencia, su experiencia, en este mundo en que la tecnología dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad y hoy forma parte vital de nuestra rutina, es donde la poesía de Javier se urbaniza, se mimetiza con el ruido cotidiano y es capaz de retratar su sentir como lo hace en estos versos. Con solo 4 sílabas / de música revivo / porque intuyo / que es tuyo / el mensaje que llega.
Javier ahora nos invita a disfrutar de su poesía.
Lo bueno si breve, dos veces bueno. Una antigua pero muy oportuna frase. Mensajeámena, es sin más, el fiel reflejo de los tiempos en que vivimos. La vorágine del día a día muchas veces nos consume y la lectura de un libro se nos hace verdaderamente complicada, no imposible, solo que en ocasiones, en que el tiempo apremia nos perdemos la oportunidad de disfrutarla. Javier Viveros, nos acerca su poesía sintética, sencilla pero intensa poesía convirtiendo lo virtual y banal de los mensajes de texto en poesía. Una buena elección por cierto.
Es bueno que antes de hablar de poesía dejemos en claro que, así como a lo largo de todo el siglo XX con todos los cambios acontecidos y la revolución que provocaron los medios masivos de comunicación nos queda demostrado que, a pesar del temor que representó cada etapa, cada transición, la radio no acabó con la existencia de los periódicos, la televisión tampoco acabó con la radio, Internet tampoco terminó con la televisión, y en este caso los mensajes de texto de ninguna manera matan el lenguaje ni terminan con otros medios de comunicación que seguirán siempre vigentes, solo que se adaptan y se adhieren a nuevas formas de canalizar ese mismo mensaje. La poesía de Javier rompe el fuego en la mirilla de este interesante debate.
Original y concreto, Javier Viveros que desde sus haikus de “En una baldosa” nos viene acostumbrando al breve pero condensado sabor de su poesía, nos describe la cotidianeidad, la vivencia del día a día en cada menaje, en cada poema. Sus mensajes, adaptados a otra forma de comunicarse, de decir lo que se siente, se ubica lejos de los olivares de Lorca, de las amadas ninfas y princesas de Rubén Darío, de las mujeres de boca roja, de redondos pechos a quienes besaba quitándose el sombrero Pablo Neruda, a decir de Delfina Acosta en sus Versos esenciales. Dejame solo / una llamada perdida / y me hallarás para siempre. Son versos que apenas quince años atrás, sería imposible de imaginar.
Si estoy contigo / la eternidad se extiende / aún un poco más. Javier pudo resumir aún más estas bellas expresiones, suprimiendo doce letras o caracteres, si hablamos con propiedad en el terreno de las nuevas tecnologías. Su vivencia, su experiencia, en este mundo en que la tecnología dejó de ser un lujo para convertirse en una necesidad y hoy forma parte vital de nuestra rutina, es donde la poesía de Javier se urbaniza, se mimetiza con el ruido cotidiano y es capaz de retratar su sentir como lo hace en estos versos. Con solo 4 sílabas / de música revivo / porque intuyo / que es tuyo / el mensaje que llega.
Javier ahora nos invita a disfrutar de su poesía.
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