Por tratarse de quien se trata, uno podría creer que a Drácula no le afectan los mosquitos, que hasta siente alguna simpatía por ellos. Pero no es así. Finalmente, esos insectos son una competencia para él, a pequeña escala, pero competencia al fin. En las noches calurosas, cuando no puede dormir con el ataúd cerrado, el querible Conde también sufre con los molestos pinchazos y el horrísono Doppler de los mosquitos.
Pero eso era antes. Ahora, el gran vampiro usa un mosquitero blanco que cubre perfectamente todo el perímetro de su ataúd-cama y le permite dormir con placidez. Nadie dijo que el sistema inmunológico de Drácula fuera superior al estándar y es sabido que no sería nada bueno para la imagen pública de nuestro villano el salir a beber cuellos padeciendo los escalofríos horribles del paludismo o el incómodo dolor de huesos que acarrea el dengue.
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