Hablo de una época en la que el feminismo no podía ser soñado siquiera; me remonto a aquel tiempo donde el concepto de "kuña guapa" era la ley universal. Penélope tejía durante el día y deshacía la labor durante la noche, a fin de tener ocupados a sus numerosos candidatos, mientras aguardaba el retorno de Ulises. Contaba así con que la desesperación de la espera hiciera mella en el espíritu de los hombres y que éstos fueran poco a poco desistiendo de sus pretensiones. La estrategia funcionaba y era apoyada por un epifenómeno: al ver lo desaliñado del trabajo de la mujer y su escasa pericia con las agujas fueron no pocos los pretendientes que abandonaron la mansión y con ella sus aspiraciones matrimoniales.
clínicas de obra
Hace 3 años
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