Caminó sin rumbo por varios días, hasta que llegó adonde el diablo perdió el poncho. Era uno simple, tejido en esa combinación contra natura de azul y rojo; gastada la prenda. Los autores no explican cómo, simplemente supo que era de él. La examinó, la tocó, y después, la colocó en el mismo lugar donde la halló. Allí donde el diablo había perdido el poncho hacía calor. Demasiado.
clínicas de obra
Hace 3 años
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