Iniciar un cuento,
un poema, o bien, un libro, es a la vez emprender un viaje. Por más que se
tenga una idea pre-elaborada de a dónde se quiere llegar, es una puerta que se
abre hacia el mar de lo desconocido. Y Javier Viveros sabe de esto.
Narrador nato,
escritor de cuanto género se le cruce en el camino (poesía, cuentos, cómics y
letras de canciones, por citar algunos), Viveros no le ha rehuido a esa puerta
abierta con invitación al mar, o a la exploración de los cielos que hagan techo
a su estadía circunstancial en cualquier parte del mundo. Pero no solo eso,
sino que Javier se ha atrevido a contarnos los mundos que habitan en la tierra,
mundos en los que fue buceando con interés e imaginación para relatarnos luego
algunos de los misterios encontrados en ellos, con sus personajes y sus
posibilidades, con sus fantasías y sus sorpresas.
El libro que
presentamos hoy es una prueba de ello. Escritos entre el 2008 y el 2010 durante
su estadía por varios países del continente africano, los trece
cuentos de Manual de esgrima para
elefantes nos acercan un poco de la historia, las creencias, las prácticas y las
costumbres de un continente lejano y mágico, por lo distante y desconocido;
como sufrido y cercano también lo es, por los colmillos y las acechanzas
clavados en su tierra.
Así, nos encontraremos con detalles
fascinantes del mundo mágico de las creencias en los cuentos “Déjà vu(dú)”,
“Sepultando a Kweku Mensah”, “Fantasmas”, los que nos acercarán al misterio
eficiente de la fe ante lo inexplicable, e incluso inentendible, para la razón
occidental.
Los cuentos “La lista”, “París-Dakar”,
“Passing shot”, y “Al jefe algo le pasa” describen ciertas características de
las sociedades africanas, y permiten encontrar semejanzas y diferencias con
nuestra realidad, sobre todo desde las distintas formas de marginalidad que se
desarrollan en las mismas; mientras que “Putas rusas” y “Primera semana” dan el
toque de hilaridad a la densidad conjunta de las realidades descritas.
Pero es en los cuentos “Ruándicas”, y
en especial “Un pecado capital” en los que Viveros logra el acercamiento más
profundo a la historia reciente africana, y nos acerca a ella como una cortina
de agua que se deja ver traslúcida. El primero (“Ruándicas”) es un relato descarnado
del Genocidio de Ruanda ocurrido en 1994, cuando el gobierno y las fuerzas hutus (hegemónicas en el poder por aquel
entonces) realizaron un intento de exterminio de la minoría tutsi, asesinando a unos 800mil de estos,
según los números que se estiman. Por su parte, “Un pecado capital” no es solo
un gran cuento donde el hilo narrativo no se afloja ni un solo instante, sino
que es, a su vez, un alegato en contra de las “alianzas políticas” que realizan
los gobiernos del tercer mundo con las grandes empresas multinacionales.
En este último relato, una misteriosa
voz irrumpe en el dial de una radio local y ofrece una clave para entender la
peligrosidad y el sin sentido de las patrañas del poder y sus ostentadores. “No
importa mucho quién soy –dice la voz-. Lo que realmente interesa es que tengo
un mensaje para todos ustedes”, y comienza entonces un atrapante relato sobre
la desgracia que significa para la República Democrática del Congo el contar en
su territorio con el 80% de las reservas de un mineral indispensable para la
carrera tecnológica de esta era: el
coltán.
Esta voz anónima –convertida en
personaje innominable de este fabuloso cuento- denuncia igualmente la guerra
entre naciones africanas, con sus grupos rebeldes armados, ejércitos regulares
y milicias, surgidas para lograr el dominio de los territorios en los que se
encuentran los yacimientos del coltán, y apoderarse de la extracción y el
tráfico del conocido “oro azul” para su comercialización. En todo esto, un acaudalado
empresario devenido a político, se candidata a gobernador del estado de Rhode
Island, y es el preferido de todas las encuestas.
“Pasaron
los años y Timothy Kingston se convirtió en uno de los hombres más acaudalados
de Estados Unidos. Su fotografía en la portada de Forbes. Abrió numerosas empresas, diversificó los rubros de su
inversión. Su dinero produjo más dinero. Yo sabía que su origen era el tráfico
de coltán. Dinero manchado con el dolor de tantos congoleses. Pero a nadie voy
a engañar, no es por esa gente que me preocupo sino por nosotros. El que se
hizo rico explotando a pobres africanos quiere ahora ser gobernador de Rhode
Island, es con ese dinero sucio que quiere comprar el camino a la gobernación
de nuestro estado. Conviene que sepan estas cosas acerca de la persona que nos
ofrece el Partido Republicano, se podrán imaginar lo que nos espera si un
individuo así llega al poder. De la gobernación a la presidencia.”
¿Suena conocido esto? ¿Es relato fiel
la ficción, o la historia indefectiblemente se filtra por todas las rendijas de
la literatura?
Para recorrer estos cuentos quizás
necesitemos un poco de todas estas cosas: de relato, de fidelidad, de ficción, de
la historia, de lo indefectible, de los filtros, de las rendijas y, sobre todo,
de la literatura. Pero no es eso lo que importa en la totalidad del libro.
Lo importante, creo, son las puertas
entreabiertas que aparecen repentinas al costado del camino, y su invitación a
bucear por territorios desconocidos.
Pero también importan los espejos que
nos muestran las semejanzas y las diferencias con las realidades de otros
sitios. Y en este punto, Manual de
esgrima para elefantes es una incorporación de lujo a la cada vez más
extensa (e intensa) colección de narrativa paraguaya contemporánea, y un pico
muy alto en la escalada ascendente de la obra de Javier Viveros.
Les invito entonces a emprender el
viaje que ofrece la lectura de este Manual…
Tal vez nos encontremos en lo desconocido, o veamos los reflejos que guarda el
futuro en un relámpago como déjà vu, o en una voz que simplemente nos cuente el
mensaje que tiene para contar.
Muchas gracias.
Asunción,
13 de setiembre de 2013
Este es el texto que leyó el poeta Eulo García el día de la presentación del "Manual de esgrima para elefantes".
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