No son pocos los sitios en los que he leído sobre la relación del fútbol y la literatura, de sus numerosos factores comunes. El fútbol —ajedrez sobre césped— efectivamente comparte con la literatura muchas características. Puede contarnos historias sobre épicas remontadas; su microcosmos alberga bajo las alas a villanos y héroes, contiene acciones que orillan el heroísmo y/o la cobardía, puede ser un espejo de la condición humana, es un cerrado ecosistema que refleja en el campo de juego los hechos del mundo que bulle allende los límites del estadio.
Llegado a este punto, es
inevitable citar este párrafo brillante de Pier Paolo Pasolini: "El fútbol
es un sistema de signos, por lo tanto es un lenguaje. Hay momentos que son
puramente poéticos: se trata de los momentos de gol. Cada gol es siempre una
invención, es siempre una subversión del código: es una ineluctabilidad,
fulguración, estupor, irreversibilidad. Igual que la palabra poética. El
goleador de un campeonato es siempre el mejor poeta del año. El fútbol que
produce más goles es el más poético. Incluso el dribbling es de por sí poético (aunque no siempre como la acción
del gol). En los hechos, el sueño de cada jugador (compartido por cada
espectador) es partir de la mitad del campo, driblar a todos y marcar el gol.
Si, dentro de los límites consentidos, se puede imaginar en el fútbol una cosa
sublime, es ésa. Pero no sucede nunca. Es un sueño".
Literatura. Fútbol. Literatura y fútbol. Meditando en ese paralelismo he anillado un tropel de tropos y los he maridado con sus posibles correspondencias con el mundo del deporte rey; ese ejercicio lúdico dio origen a este incompleto diccionario que ahora entrego a tu benevolencia o a tu impiedad, futbolero lector. Tal como Lope de Vega, “solo en los tropos imposibles paro y deste error mis números desligo”. Otros pocos vocablos hay, aparte de los recursos retóricos:
Aguafiestas: el actuar de “El Cholo” Simeone en la jugada del
sombrero múltiple de Cafú a Nedved. Véase palíndromo (http://goo.gl/Bz0EER).
Alegoría: el fútbol como representación de una batalla, donde los
defensores son gladiadores y los delanteros son arietes que intentan derrumbar
las crecidas puertas de los castillos de 7,32 m. de ancho por 2,44 de altura.
Aliteración: es el sonido de la pelota que se repite cuando un
jugador va dejando atrás rivales con la misma técnica. Marche como ejemplo un
eslalon del mago rosarino (http://goo.gl/NrEC9h).
Apóstrofe: es el penal inconmovible o el solitario “mano a mano”
entre un arquero y el atacante.
Asíndeton: se trata de la supresión de conjunciones que servirían
normalmente de enlace. Es cuando el arquero lanza un pase largo que termina en
la medallita que el centro-delantero pudo ocultar al árbitro, pasando —plano
cenital—
sobre la defensa y el mediocampo (http://goo.gl/mppc9P).
Cliché: lugar común, lo repetido hasta el hartazgo. Puede ser el
clásico centro-cabeza-gol.
Clímax: sin duda alguna, el gol. Ya sea de un soberano punta karaja o como producto de una
jugada colectiva.
Déjà vu: consiste en
driblar al jugador japonés para verlo nuevamente frente a la pelota dos
segundos después de haberlo hecho.
Deus ex machina: si se
trata de un elemento externo que resuelve la historia haciendo caso omiso de su
lógica interna, solo puedo pensar en un video del que tuve conocimiento por
obra y gracia del cerrista Juan Heilborn (http://goo.gl/DcYS99).
Enganche: es la poesía en movimiento, la belleza cinética; las
leyes newtonianas expresadas en versos endecasílabos (http://goo.gl/eYFh14). Es una técnica para
dejar al rival yendo para el lado donde la pelota no está, con cara de
marioneta estólida, enganchado en las redes invisibles de la Primera Ley de
Newton, cautivo de la inercia que no conoce de ruegos ni de súplicas (http://goo.gl/Z3gU6h).
Hipérbaton: el arquero que convierte un tiro libre. Vaya como
ejemplo este gol de Chilavert que hizo que el intragable comentarista se tragara
sus palabras y su lengua bífida (http://goo.gl/UFUymr).
Hipérbole: la exageración, la desmesura. Es el gol del Diego a
Inglaterra (http://goo.gl/hnRUr2) o el de
Messi al Getafe (http://goo.gl/3bzx58).
Metáfora: de gran uso y abuso (véase cliché) por los periodistas.
Así tenemos un misil desviado por el portero o a un Cancerbero que embolsa el
balón, entre otras frases que cimentan el edificio del lugar común.
Metonimia: “Definió el penal con un Panenka”, por aquel recordado gol que doblegó a Alemania Federal y dio la Eurocopa de 1976 a Checoslovaquia (http://goo.gl/WP9xuk).
Palíndromo: es la figura que nos regala frases que se leen igual hacia adelante y hacia atrás. Si busco algo similar a "Dábale arroz a la zorra el abad" enseguida me acuerdo de lo que Cafu le hizo a Pavel Nedved (http://goo.gl/85HyQY).
Paradoja: es cuando un jugador tosco y rudimentario marca un gol medianamente trabajado (http://goo.gl/nRQ420).
Perífrasis: recurso retórico al que también se conoce por circunloquio, se trata de un rodeo que elude la expresión directa, haciendo uso de una amplificación bien marcada. Va como ejemplo una diamantina perífrasis de Pelé en un hermoso gol que no pudo ser (http://goo.gl/J4d5h8).
Pleonasmo: cuando aparecen vocablos redundantes en una expresión. Se da cuando el delantero hace un enganche de más, innecesario, luego remata y la pelota "sale afuera" (sic).
Polisíndeton: se trata del uso repetido e innecesario de conjunciones. Algunos dirán —máxime si se trata de fanáticos del Real Madrid— que el FC Barcelona abusa de este recurso con tantos pases hilvanados a despecho del rival (http://goo.gl/PhuK54).
Prosopopeya: figura de estilo que atribuye propiedades humanas a lo animal o inanimado. Es lo que sucede a la pelota en los pies de Hagi, Pirlo, Robben, Candia’i, Ronaldinho, Romerito, Zidane, Caña, etc. El balón cobra vida (http://goo.gl/ibwX7E). Otro memorable ejemplo de prosopopeya y que a la vez sirve para ilustrar la curvatura del espacio-tiempo es la “bomba inteligente” de Roberto Carlos (http://goo.gl/olumdt).
Símil: es Messi imitando el gol de Maradona a los ingleses (http://goo.gl/SOib9L). Lo retrató magistralmente Juan Sasturián en su mimético artículo "Lionel Messi, autor del Quijote" (http://goo.gl/DMozBt). Si el escritor hubiera esperado unas semanas más se hubiera encontrado también con el homenaje intertextual de Messi a "la mano de Dios" (http://goo.gl/ALUEWz). Podemos también citar las endiabladas gambetas de Vassilis Hatzipanagis, el Maradona griego (http://goo.gl/gIA8S1).
Que un jugador parta del mediocampo, drible a todos y marque el gol era un sueño para Pier Paolo Pasolini. Y para él se quedó en sueño porque le cupo morir en el 75, antes de que el fútbol se convirtiera en una epidemia televisiva global, antes de los goles mencionados en la definición del vocablo “hipérbole”, antes de que Neymar lo concretara hasta dos veces en un mismo partido (http://goo.gl/7SWfay). Algunos jugadores, doctorados summa cum laude en retórica futbolística, tornaron a ese sueño en realidad. En realidad, para quienes amamos este deporte, lo que ellos hicieron fue convertir la realidad en sueño.
Texto publicado en "Pelota jára", primera edición impresa de la Revista Y.
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